El director, Franco Battiato, no es otro Franco Battiato, sino el mismo Franco Battiato que todos conocemos desde la década de los sesenta: el inquieto y discreto músico y cantautor de Catania, vegetariano y habitante de las faldas del Etna, que tras sus éxitos musicales en casi todos los estilos que ha tocado, decidió iniciarse, tras la pintura y la literatura, también en la dirección cinematográfica.

Nacido en 1945, en Jonia di Riposto, en la isla de Sicilia, firma el guión, con su íntimo amigo Manlio Sgalambro, sobre un muchacho siciliano fascinado con la música y la literatura durante los años 50… No sé si me precipito y arriesgo demasiado si pienso que se trata de una historia, sino necesariamente biográfica, al menos cargada de lugares, personas y emociones extraídas de la infancia, adolescencia y juventud de este artista, diríase que renacentista.

Tenía ganas de ver el debut de Battiato como cineasta. Algunas óperas primas nunca son superadas, por su creador, en toda su carrera. En este sentido, su “Perduto Amor” no será un problema para él. Su ópera prima, tal vez a fuerza de ser una historia tan “biográfica”, cae en el clásico error de no enganchar por no interesar más que al equipo que la realizó, porque eso sí, se nota hecha con mimo, rigor y muy buenas intenciones…

Me dicen que el bueno de Battiato ya tomó buena nota de la decepción general, y en su continuación, “Musikanten”, la cosa mejora.

Mejores críticas parece que ha tenido su tercer film: “Nada es lo que parece”(Niente è come sembra) en la que alguno ha querido ver influencias de John Cassavetes, nada menos… Veremos. Ojalá…porque me temo la desconfianza de la mayoría de distribuidores en apuestas tan arriesgadas. Con la que esta cayendo, veo a Battiato sumido en el mercado del vídeo, casi en exclusiva.

Quién nos iba a decir hace años que las películas más minoritarias, las que llamábamos de arte y ensayo, las veríamos en un televisor…