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España España · CIUDAD REAL
Voto de REXMUNDI:
6
Comedia. Romance La única comedia norteamericana del maestro Hitchcock trata sobre las relaciones de amor-odio de un sofisticado matrimonio de Nueva York que descubre que, debido a un error administrativo, no están legalmente casados. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2010
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que Hitchcock se convirtiera en un director de género, y mucho antes de que lo fuera de firma y sello, hubo tiempo para probar diversas posibilidades tras la cámara, algo lógico en una época en que Howard Hawks, por citar sólo uno, igual rodaba un western como un drama, igual una comedia que una bélica. En comparación con tantas de sus grandes películas es fácil someter a pública lapidación a una comedia como Matrimonio Original, pero no olvidemos que en casi todos sus títulos el genio inglés demostró poseer un gran sentido del humor y la ironía del mismo modo que tantas de sus películas de suspense lo son en realidad de amor.

Dicho esto, Matrimonio Original tiene mucho de comedia romántica y bastante de Screwball Comedy sin llegar a ser una obra maestra de ninguno de los dos géneros. Partiendo de una idea con muchas posibilidades, la de un enamorado matrimonio que no deja de pelearse y que descubre no estar legalmente casados, nos encontramos algunos de los momentos más divertidos de la historia del cine, como a Robert Montgomery intentando sangrar de la nariz atizándose a sí mismo, pero al mismo tiempo se percibe falta de ritmo y frescura viniéndose a veces la película al suelo. La levantan el ya citado Montgomery y sobre todo la intachable Carole Lombard. El maestro inglés aceptó rodar esta película por su amistad con Lombard, que por aquel entonces era además la casera del director, aunque más tarde renegará de este título y asegurará no llegar a comprender el guión, limitándose a poner la cámara. Sin duda, los dos eran igual de mordaces y Hitch tuvo que escuchar como Carole le explicaba que le daba igual repasar sus escenas para ver su actuación, ya que sólo quería ver como le quedaban las tetas con el sostén.

Y la Lombard se merece un monumento, o al menos un párrafo por mi parte. Ella sola convierte en inmortal este y tantos films, con su sensual belleza traviesa, su desparpajo y su control del movimiento, del ritmo interpretativo ante una cámara. La reina de la comedia de los años treinta nos dejó aquí su penúltima actuación, justo antes de la insustituible Ser o no ser de Lubitsch y de su fatídico accidente de avión, que robó al mundo sus futuros papeles en los cuarenta y cincuenta. Si Marlene Dietrich y Greta Garbo eran las divas de aquellos años, Lombard era el contrapunto rebelde y lenguaraz. A la Garbo ya la satirizó con sus imitaciones en La princesa de Brooklyn, y en esta película vuelve a hacerlo en las escenas de nieve, con paseo en trineo de caballos incluido, que claramente nos recuerdan a La reina Cristina de Suecia, sólo que si Greta se acariciaba la cara con la nieve en uno de los planos más famosos de la sueca, Lombard se la come, la mastica y juega con ella cómicamente.

Lo siento Alfred, pero esta vez no eras el protagonista.
REXMUNDI
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