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Voto de Melón tajá en mano:
5
Drama Tres años después de la caída del régimen de Saddam Hussein, Ahmed, un niño kurdo de doce años, recorre con su abuela las polvorientas y solitarias carreteras del norte de Irak con la esperanza de encontrar a su padre, un soldado arrestado por la Guardia Republicana de Saddam al final de la Guerra del Golfo. Recorren caminos devastados por las bombas y se cruzan con otras personas en la misma situación; todos viajan en busca de alguien, ... [+]
13 de octubre de 2011
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una ambientación absolutamente hipnótica, ‘Son of Babylon’ es una descripción cruel y veraz de la actual posguerra iraquí (o mejor dicho, post invasión), mitad road-movie mitad retrato crudo que ahonda en el desconcierto alejándose del artificio y la tentación de caer en esa estética feísta tan apetitosa para este tipo de historias. Suerte que de vez en cuando la ficción nos abofetea con esa misma realidad que los intereses de la información nos han filtrado.

Suena casi ridículo exigir credibilidad dramática a quienes no han tenido los mejores medios para formarse como intérpretes. Sucede que en este caso, pese a ciertos excesos o carencias, tanto Shazada Hussein como Yasser Talib y la totalidad de secundarios forman un casting que no brilla pero convence. Será porque sufrir en la proximidad ciertos conflictos te curte más que estudiar en la mejor escuela de interpretación.

Ahmed hace sonar su flauta en mitad de una nada que en realidad lo es todo. Decidimos seguirle seducidos por la enorme carga atmosférica y la ansiedad que provoca la curiosidad sobre su destino y el de su abuela. Lástima que su director y co-guionista, Mohamed Al-Daradji, nos mantenga en un pulso constante contra un segundo acto que en muchos momentos se muestra tedioso, frío y distante.

Su cámara no siempre quiere hacernos partícipes de lo que sucede ante ella, lo cual resulta chocante en una historia que rezuma humanidad por los cuatro costados. Sin embargo, y frente a los límites a los que el director somete la cámara, no es posible mantenerse ajeno a lo que sucede delante de ella.

Pero hay más cosas que impiden que ‘Son of Babylon’ termine de cuajar. La intensidad del conflicto parece desentenderse de la complejidad que lo nutre. Pasada la media hora nos acecha la idea de que ni se avanza ni termina de pasar nada. La sensación de abandono se logra por completo, pero no sólo hacia ellos sino también hacia la propia historia. Tal vez la intención no sea otra sino hacernos recapacitar sobre el olvido y la angustia que se apodera de los familiares de los desaparecidos, pero se antoja insuficiente.

Ahmed hace sonar de nuevo su flauta. Podría ser demasiado tarde para volver a seducirnos, pero no lo es. Los últimos veinte minutos se tornan apasionantes y de un nivel sobrehumano que acojona. Toca regresar a casa. No hay final feliz (como tampoco lo hay en la guerra) sino unos puntos suspensivos que aterrorizan. Los créditos finales son sobre explicativos y más propios de un panfleto que de una película que tiene al perdón como verdadero telón de fondo aunque apenas acierte a pasar de puntillas sobre él.

'Son of Babylon’ comete el pecado de dramatizar excesivamente el drama que ya existe por contexto, lo cual no hace otra cosa que llevar al filme a la desdramatización y la sensiblería casi gratuita. No es un trabalenguas, es una película que viene de otro sitio donde también se hace cine para gente que necesita soñar sin miedo a cerrar los ojos.
Melón tajá en mano
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