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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama. Romance Violette está en edad de casarse cuando en 1852 su pueblo es brutalmente privado de todos sus hombres tras la represión ordenada por Napoleón III. Las mujeres pasan meses en aislamiento total. Desesperadas por ver a sus hombres de nuevo, hacen un juramento: si un hombre viene, será para todas. La vida debe continuar en el vientre de todas y cada una de ellas. (FILMAFFINITY)
5 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mujer que sabía leer - Le semeur

La francesa Marine Francen debuta -difícil hacerlo con mejor fortuna- como directora y coguionista en la deslumbrante “La mujer que sabía leer” basada en “El hombre simiente”-, una novela, hoy considerada de culto, de la escritora VioIette Ailhaud.
Lo que más ha llamado mi atención en esta película es la bellísima fotografía de Alain Duplantier. Cada encuadre, cada fotograma, cada plano rodado a cámara fija, parecen inspirados en una pintura de Millet. La luminosidad y el realismo que “el pintor de los campesinos” imprimía a sus obras quedan fielmente reflejados en el hermoso trabajo que ha realizado Duplantier. Ahí quedan mágicamente congeladas “Las espigadoras”, faenando bajo la blanca luz provenzal de los trigales, o “Las lavanderas”, arrodilladas junto a la orilla de las cristalinas corrientes del río, o “El descanso de las cosechedoras”, bajo la sombra de los árboles frutales o de los almiares que tan genialmente plasmara Monet. Y no creo tales similitudes resulten casuales en la cinta de Francen puesto que el maestro a sus 38 años se encontraba en plena madurez, que es precisamente cuando da comienzo la película en 1852. Demasiadas coincidencias.
Junto a la fotografía, paisajes, ambientación, música y vestuario componen una hermosa sinfonía que se paladea de principio a fin; el guion discurre de manera lineal, sin apremios, parco en díálogos y en el que nada falta y nada sobra. Todo el protagonismo de esta conmovedora historia pertenece a las mujeres como un homenaje a su resistencia, abnegación, coraje y, sobre todo, a esa fuerza instintiva que nace desde lo más profundo de sus entrañas.
Son tiempos oscuros para la Francia Ilustrada. Después de un golpe de estado, Napoleón III sube al poder e instaura la dictadura. Los ciudadanos fieles a los principios que medio siglo antes inspiraron la Revolución son perseguidos, apresados -cuando no directamente ejecutados- o deportados a los campos de trabajo en Argel. En una pequeña aldea perdida en la montaña, son detenidos la totalidad de sus hombres y conducidos a un destino incierto. Nadie sabe a dónde o si volverán algún día. Mujeres y niños quedan totalmente solos, aislados, desamparados y la supervivencia se convierte en un asunto capital. Habrán de adaptarse a su nueva realidad y suplir a sus hombres en las tareas más duras que antes llevaban a cabo. Pronto surgirá un dilema ético y moral que habrán de enfrentar si desean que la vida de aquel poblado se perpetúe en las siguientes generaciones.
La valiente y honesta Violette, brillantemente interpretada por Geraldine Pailhas, es la única mujer del poblado que sabe leer, y sobre ella recaerá buena parte de la responsabilidad, que habrá de asumir ante los acontecimientos que se avecinan.
Marine Francen posee sencillez, sensibilidad y buen gusto, tres buenas cualidades con las que ha iniciado este feliz despegue y a la que deseamos un largo y exitoso viaje.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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