No me escondo: me encantan las películas de Navidad de Netflix. Son comedias románticas planas, con personajes entrañables y una historia manida pero "de confort". Así que cuando Netflix saca alguna nueva película del estilo, me gusta darle una oportunidad.

La Villa del Amor tiene un handicap, y es que para el amor en Verona ya tenemos la mítica Cartas a Julieta. No le favorece, pero la película tampoco hace nada para valerse por sí misma. Los dos protagonistas son personas insufribles, con las que es difícil identificarse, entender sus motivos o mínimamente como Netflix quiere que pensemos que se han enamorado.

La Villa del Amor es innecesariamente larga, y sin nada memorable que haga que merezca la pena invertir dos horas en ella. Probablemente, si se hubiera apostado por una duración más moderada, la película habría tenido más sentido y más ritmo.

Eso sí, como dicen muchas críticas, ver la villa del amor te garantiza acabar la noche buscando vuelos a Verona.