Haz click aquí para copiar la URL
Voto de FATHER CAPRIO:
8
Cine negro. Drama Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2007
40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay actores que de tan encasillados en cierto tipo de personajes no resultan creíbles en otros menesteres. Sin embargo a Edward G. Robinson, duro donde los haya, lo creemos a pies juntillas en su rol de cándido sin remedio. Ni aún restregándole por la cara, la pura y dura verdad del engaño, parece despertar del sueño de una noche de verano, ó mejor dicho, de invierno pues las nieves del Kilimanjaro ya cubren sus sienes. Y claro, así se las dan todas en el mismo carrillo…

Fritz Lang nos ofrece un film absolutamente claro en sus planteamientos. Aquí no se trata de conspiraciones, ni de sobornos, ni de intereses creados, ni otras filigranas. Aquí solo hay buenos y malos, que en grado sumo significa cándidos y perversos. Y con esta simple propuesta cinematográfica compone un film absolutamente magnífico al que pequeños defectillos (otros compañeros los comentan en el spoiler) impiden que le otorguemos la categoría de obra maestra. No obstante, utilizando el argot ciclista diríamos que figura escapado en el pelotón de cabeza, juntamente con otras esplendidas obras del director alemán.

Contrastando con Edward G. Robinson, encontramos a una Joan Bennett que a mi parecer no da la talla suficiente y a un Dan Duryea en uno más de sus arquetípicos papeles de matón del tres al cuarto y absolutamente limitado en sus registros como actor. La habilidad de Lang es absolutamente patente en esta película pues aun con esta carencia de calidades artísticas consigue dejarnos momentos increíbles como la escena de la Bennett boca abajo en la cama, pareciendo que llora y en realidad riendo a carcajada batiente. Probablemente boca arriba el efecto hubiese sido radicalmente opuesto. Este tipo de cosas definen y dan valor a un director como Lang, no en vano, uno de los mejores exponentes del llamado expresionismo alemán.

Por mis muchas carencias cinéfilas, suelo valorar las películas no tanto por sus aspectos técnicos (hay otros compañeros verdaderamente bien preparados para ellos) sino por las sensaciones que provocan y dejan en mi. En este sentido Perversidad me ha dejado absolutamente lleno de buenas vibraciones, que dirían los chicos de la playa…
FATHER CAPRIO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow