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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Terror. Ciencia ficción. Fantástico Un preso condenado injustamente se escapa del penal de la Isla del Diablo. Para evitar ser descubierto, se disfraza de anciana y lleva consigo una extraña pócima que tiene el poder de reducir el tamaño y la inteligencia de los seres humanos. A continuación, se esconde en un laboratorio para planear su venganza contra los que lo enviaron a prisión. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Tod Browning cinéfilo nace en 1962. Alguno pensará que me he equivocado de personaje o que empiezo a dar signos de demencia senil. Pero aunque es cierto que, cuerdo lo que se dice cuerdo nunca lo he estado, como la mayoría de los cinéfilos impenitentes, no es este el caso. Realmente Browning es descubierto en su verdadera dimensión a raíz del Festival de Venecia de 1962 donde se proyecta Freaks (La parada de los monstruos), film del año 1932, por el que fue anatematizado, excomulgado, relegado por la MGM a producciones serie B-Z y cuantos "ados" tengáis a bien añadirle.

En el año 1962, antes de su muerte, sufrió una apoplejía, por lo que no es probable que estuviese informado de la marcha del Festival. De haberlo estado quizás hubiese esbozado una sonrisa significativa.

Bien, además de recomendarles encarecidamente Freaks, lo hago también de esta pequeña joya del año 1936 llamada The Devil Doll, donde Browning experimenta una vez más con uno de sus leiv-motiv, la venganza. Una venganza justa y suficientemente fría. La venganza de un banquero francés disfrazado de dulce viejecita, injustamente inculpado de las iniquidades cometidas por tres colegas del gremio financiero. Inciso: Lionel Barrymore como el vengador banquero (que no bancario) está sencillamente magistral. ¡Que gran saga los Barrymore!. Venganza que se perpetra por obra y gracia de adorables muñequitos ¡humanos! reducidos al tamaño Barbie Superstar.

No se puede negar que la cosa tiene su interés. Por un lado están las connotaciones brujeriles, por otro la "necesidad imperiosa" de reducir de tamaño a los seres humanos para economizar recursos naturales ¡manda güe...!, y por último y no menos destacable, la cuestión de unos efectos especiales geniales. En lo brujeril, añadir que la obra de partida "Burn, witch, burn" de Abraham Merritt quedó bastante irreconocible cambiándose bruja por científico loco y señora. Y en lo "socialmente correcto" para la época, mencionar que en Inglaterra se prohibió a los negros de las colonias británicas, no fuese que fuesen a salir con los ojos en blanco y practicando vudu.

Finalizo. He leído comparaciones positivas entre Borzage y Browning. Es cierto que sus leiv motiv eran distintos, amor y venganza. Pero en cualquier caso estoy de acuerdo en que eran dos directores buenos, muy buenos...
FATHER CAPRIO
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