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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Drama Narra las diferentes vivencias de un grupo de artistas de un local de variedades: amores, infidelidades, traiciones. Lily (Carla Del Poggio) es una joven bella y con talento, aunque algo torpe y ambiciosa, que se une a una compañía de teatro ambulante, dirigida por Checco Dal Monte (Peppino De Filippo), un caballero que roza ya la senectud. Pronto, Checco se siente atraído por Lily y él le asegura que le ayudará a triunfar como actriz. (FILMAFFINITY) [+]
30 de diciembre de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice que la cara es el espejo del alma. Pues en términos de paisanaje esta cualidad habría que otorgársela al cine, porque, miren ustedes, cuando repaso algún film italiano años 50 es inevitable que trate de establecer similitudes con el coetáneo paisaje hispano retratado in situ y conservado en alcanfores de filmoteca. Es muy probable que esté comparando peras y manzanas. Obras de directores italianos con personalidad a prueba de caudillajes con otras de personalidades acaudilladas. Pero aun así, creo que puede ser válido el distinto daguerrotipo social que nos enseñan las respectivas cinematografías.

Y así, una hipotética versión ibérica de Luces de variedades, probablemente sustituiría muslos por peinetas, bikinis por refajos e infidelidades por contigo pan y cebolla. ¿Tan distinta tenemos el alma? La España devota de María ¿Es tan diferente de la Italia de San Genaro?. El secreto está en la masa. En el cerrado y sacristía. Y de ahí a las películas de la Piquer, Luis Mariano y Estrellita Castro hay un paso tan sutil como definitivo. Y la Italia de Maddonnas y carabinieris desató mucho antes que nosotros el lastre de las penitencias y las intolerancias.

En este orden de cosas, Carla del Poggio recuerda con distancias eso sí a aquella Silvana Mangano de negros zumbones y similares. Pantorrillas al poder made in Italy, para gozo de propios y extraños sin luto, por lo que en la España uniformada de negro la cosa era harto difícil.

Por eso visionar esta película bastantes años después tiene mucho de lujo. Por ser de Fellini y un Alberto Lattuada que dirigió a la Mangano en Ana, donde la diva se convierte en monja sin que ello sea obstáculo para el baile zumbonero. Porque interviene Giulietta Massina, actriz de forja y temple que, todo lo que tiene de menuda lo tiene de grande. Porque Pepino de Filippo lo hace bien en un rol tragicómico que ni pintado. Y sobre todo porque se recoge casi a la perfección ese mundo de las candilejas y los cómicos de la legua, mal pagados, hacinados en trenes nocturnos, escondiéndose las mas de las veces en los servicios, pero dejando ilusión a su paso. Y un lujo también porque en aquella España se pasaba hambre, de la una y de la otra…
FATHER CAPRIO
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