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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Bélico. Drama En la primavera de 1943, un vecino de Punta Umbría descubrió, mientras pescaba en ”El Portil”, el cuerpo sin vida de un militar inglés junto con los restos de una balsa neumática. Sin saberlo, aquel pescador, acababa de encontrar al hombre que nunca existió: la operación ”Mincemeat” había comenzado. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que bien podría encuadrarse dentro del género “cine de suspense” antes que en el de “cine bélico”, y es que el cine bélico sin un solo disparo es evidentemente menos bélico, por mucho que se incardine dentro del contexto conflictivo mundial de mitad del siglo pasado. Tampoco, en puridad, es una película de espías porque, aunque haberlos hailos, no son mas que el aglutinante necesario para darle coherencia a una trama basada en hechos reales que, nunca mejor dicho, sobrepasan cualquier ficción imaginable.

Tratando de ser fiel a la línea que vengo manteniendo de no descubrir mas detalles de los estrictamente necesarios para construir un comentario medianamente coherente, les diré que El hombre que nunca existió es una historia real donde, en una especie de juego del ratón y el gato, la inteligencia británica trata de confundir a los alemanes en su defensa de Sicilia, utilizando para ello el cadáver de un hombre para el que se crea una identidad convincente. Aquí lo dejamos.

Lo que no podemos dejar es de reconocer que se trata de un film bien construido, con un guión que centra la atención del espectador sin historias paralelas. De hecho, la única historia personal “extraña” a la trama, la de Lucy Sherwood (Gloria Grahame) acaba resultando absolutamente decisiva y justifica con creces esa digamos “frivolité”, entre muchas comillas. Tampoco, como ya dije hay exaltación alguna de la violencia y ni siquiera la necesaria manipulación de un cadáver es mostrada abiertamente. Esto demuestra que se puede hacer buen cine sin recurrir al mal gusto o a lo macabro y que las obras maestras no están en proporción a la sangre y otras vísceras desparramadas por la moqueta.

Un Clifton Webb ciertamente comedido y un Stephen Boyd en un papel notable de espía alemán tratando de verificar los hechos son dos aliciente más para una película que, para nosotros los españoles, tiene uno, el haber acaecido en Punta Umbría (Huelva), localidad y provincia que gracias al auge de las minas de Riotinto propiciaron una cierta internacionalidad británico-germana

En resumen, una película seria, bien construida e imprescindible, de un director que, a mi juicio, aquí supera otros films como El millonario o Una mujer sin pasado.
FATHER CAPRIO
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