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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de Ficus Pandorama:
7
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2014
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es quizás la película más humana de Tim Burton hasta la fecha, la que quizás se aleja más de su estilo fantástico y oscuro para tratar de describirnos este biopic sobre los Keane. Con una buena ambientación cincuentera y una vez más un gran trabajo, un tanto histriónico eso sí, de Christoph Waltz que pone todas sus dotes y más, dando vida a un marido sin escrúpulos.

Este largometraje inspirado en hechos reales, “Es una historia que nadie conoce”, como nos señala uno de sus guionistas Scott Alexander, es una gran historia olvidada, en la cual Burton no ha tenido que echar sus condimentos habituales tales como, efectos especiales, barroquismo o cuento gótico clásico. Ni tan si quiera esta vez, ha recurrido a sus actores fetiches Depp y Bonham Carter para ponerle su sello personal, solo se ha valido una vez más de su habitual compositor Danny Elfman que le ha entregado una apreciable partitura.

Burton se sentía atraído desde hace mucho tiempo, por la figura de Peggy Doris Hawkins y su historia, la cual en el film realiza un cameo y aparece sentada leyendo la biblia. Margaret Keane es una ingenua esposa y ama de casa con buenas dotes artísticas para la pintura, pero dotes secuestradas por su marido Walter, un astuto embaucador que se llevaba todo el merito de su esposa, con la venta de sus raros y originales retratos de niños y mascotas con ojos grandes, cuadros con una estética Kitsch y que su marido supo sacarle rendimiento gracias al marketing artístico de masas. En Big Eyes, encontramos momentos memorables como el enfrentamiento entre el mediático crítico John Canaday al que interpreta un sólido Terence Stamp, que se encarga de despreciar las supuestas obras de Walter Keane. Y por otro lado, la secuencia en los tribunales del matrimonio para tratar de aclarar la verdadera autoría de las obras. ¡Antológico! el momento en el que el juez obliga a dibujar a ambas partes en la sala.

En definitiva una buena y peculiar historia, poco conmovedora y algo desganada al final, pero que como nos dice uno de sus guionistas “Si no fuese verdadera, yo no me la creería” y es por eso, por lo que la última película de Burton gana en interés, en que es una historia que merece ser vista precisamente, con los ojos bien abiertos.

Feliz año 2015
Ficus Pandorama
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