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Voto de Pepinillo cinéfilo:
3
Terror. Ciencia ficción El padre de Maddy desaparece durante una excursión rutinaria. Preocupada por su estado de salud, la joven pide a un compañero de la universidad que le ayude a buscarlo. Cuando llegan al rancho de un adinerado científico de la zona, se encuentran con varias criaturas gigantescas que se creían extintas desde hace varios siglos. Los pájaros muestran una actitud muy agresiva que pone en riesgo su salud y les hace temer lo peor con respecto ... [+]
14 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un plato que se ha cocinado multitud de veces; científico millonario semiloco que se hace con dos aves prehistóricas que se creían extinguidas, y quiere estudiarlas en una finca de su propiedad, vigiladas por esbirros controlando el paso; un ornitólogo que se cuela en la propiedad, encuentra a las "simpáticas" criaturas y éstas se lo zampan; el millonario hace desaparecer los restos que quedan para no llamar la atención... pero no cuentan con que el ornitólogo tiene una hija que no toma muy bien la desaparición de su padre, y acompañada de un variopinto grupo de amigos, va a su rescate sin saber lo que les espera en la finca.
La idea de Michael Crichton, llevada al cine por Spielberg, ha dado lugar a toda una enorme serie de imitaciones, con una muy pobre calidad, por lo general, dada la falta de presupuesto. Para la creación de las criaturas, se usan imágenes realizadas por ordenador, de forma bastante basta, pero eso da lo mismo; no hay miedo a caer en el ridículo, porque de lo que se trata es de ofrecer un vehículo televisivo de consumo, con palomitas, coca cola y buenos bostezos. No hay nada nuevo ni original en esta propuesta, nada que destaque: un guión mediocre, unos actores mediocres con personajes arquetípicos, y unos efectos especiales mediocres.
Si durante la película echamos un sueñecito, no nos perdemos absolutamente nada, pues es previsible de principio a final.
Ya saben: película para las cuatro de la tarde, después de la comida, que un sueñecito nunca viene mal.
Pepinillo cinéfilo
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