Christian Hans Andersen siempre describió su vida como " un cuento de hadas", y así creía yo que había sido la vida de Elizabeth Taylor, la que será para siempre Cleopatra.

Pero no fue así. Esta biografía está rodada en un ritmo justo pero con ligereza. Ligereza a la hora de adaptar el cast, y también con guión flojo en el que ningún momento vemos a una diva tal y como Elizabeth era con Sherilyn Fenn, si no más bien una visión descafeinada tanto en los momentos de mayor punto álgido de sus matrimonios, como en los de calma.

Madre y actriz, esposa la mayor parte de su vida, con un miedo arrebatador ante la soledad, hay cosas sin embargo bien plasmadas, como en mi opinión su primer gran amor antes de Richard, Mike Todd, y su dolor ante su muerte.
O la independencia que quería tener de su madre en su carrera, siendo desde niña empujada por su madre y sus influencias para que se fijasen en ella como niña prodigio del cine.
Y es que para eso nació Taylor, para deslumbrar con su innegable talento no solo a Richard Burton, interpretado or un Angus MacFadyen que le otorga una vulgaridad absolutamente innecesaria a su persona, y al público en general.

Quizá este actor sea el peor escogido para el personaje.

Desarrolladas las amistades de Liz Taylor con otros miembros de la farándula, como Monty Cliff y sus traiciones a las mujeres cercanas por amor, su amor por las joyas, su inocencia interrumpida por su carrera, y lo que debería de haber sido desarrollado y no lo fue como otros personajes importantes, como James Dean hacen de esta película una 50% buena y otra 50% de fraude, por la mala elección de los actores, pero unos escenarios y vestuarios maravillosos, que harán de esta Cleopatra una leyenda por su opulencia, amores, talento, belleza y caprichos en esta industria del cine ya en vida.

Sigue siendo mejor que la mayoría de biopics modernos sobre personajes famosos.