Tienes que ser muy amante de la obra Verníaca para atreverte a comparar películas hechas para la televisión con las de Hollywood.

Como tal me confiero tal ventaja y lo hago, pues creo que estamos con esta miniserie humilde y simplista en una posición de ventaja total frente al despropósito en que consistió la película Hollywoodiense de Brendan Fraser, la cual solo tiene en común con la novela en título.
Los personajes originales se intentan mantener en esta serie, mientras que la peli de Fraser apesta a CGI barato y a niñato rancio. Aquí no hay nada de eso afortunadamente. La protagonista parte en busca de su marido, con el profesor y su ayudante, el cual está interpretado por Jeremy London.

El trío protagonista pasará a ser un quinteto amoroso pronto por separado, pero las aventuras es lo más importante. La atmósfera de la que Verne participa aquí está, los sentimientos que apenas esboza, aquí se multiplican, todo es más brillante en esta adaptación televisiva que recomiendo para los amantes de los pulpos gigantes, el Nautilus, Phileas Fogg y su manía con la temperatura del baño, las carreras y desventuras de Miguel Strogoff y todo el repertorio de Verne, inabarcabe, pero visionario. Buen reparto y casi tres horas entretenidas, es mejor leer el libro antes.