Lamentable precuela de la serie tan magistralmente interpretada por Helen Mirren en los noventa como la detective Jane Tennison, hábil inspectora femenina, referente y una de las primeras que resolvía casos haciéndole caso a su instinto, su pericia y su habilidad para investigar cada detalle.
Por eso ¿quién se cree que la gran Jane interpretada por Helen en sus años maduros podría ser la Jane tan boba, insulsa y cara de cartón interpretada por Stefanie Martini?
Su cara de ladrillo y obvias carencias actorales es lo que condenan a este personaje tan querido antaño, y lo que ha precipitado el ritmo monótono y aburrido de la serie en la momificación más absoluta y hace que te den ganas de ahorcarte a seguir más allá del tercer episodio.
Los casos son interesantes, pero la laberíntica trama es como un sedante, la carencia del más mínimo rasgo de inteligencia en la protagonista, cuyo único mérito se reduce a pasear sus gruesas piernas con su falda negra mirando a todos con su cara de palo y relamiéndose los labios cada vez que ve al personaje de Sam Reid aburre a un muerto.
No hay vida en esta serie cuya dirección no es mala pero todo es pétreo en ella, las interpretaciones, la historia, la falta de química o de una narración animada. Lo interesante rápidamente es descartado por una protagonista espantosa por lo menos para este papel. Los villanos hacen lo que pueden. Blake Harrison y Jessica Gunning también, pero no es suficiente. Esta serie es un insulto a la primera, y una equivocación total. El contexto policial de la época está bien, y el vestuario, pero no así la representación de la heroína. Lógico que no pasara de una temporada, menuda basura.