Fiel biografía en su mayoría de Seymour Fleming (1758-1818) aka Lady Worsley, considerada la primera Cassavona femenina que tras muchas relaciones y amantes, dos maternidades y un matrimonio, se vio involucrada en un juicio que removió toda su vida anterior.

Natalie Dormer nunca ha estado mejor que en esta miniserie suya tan injustamente subestimada a florero.

Sí, Natalie Dormer nunca ha estado más elegante que con los sombreros y los vestidos del siglo XVIII-XIX, pero lo grandioso de esta serie es la representación de la vida disoluta de esta mujer noble. Su deseo de permanecer alejada de todo lazo, confiada en su independencia monetaria y en sus habilidades para conseguir más dinero, hacen de esta serie una gran obra donde la propaganda feminista ni tiene sitio ni hace falta.

Lady W se convierte así en dueña y señora de todo cuanto le rodea.
La serie retrata muy bien la época anterior a la victoriana, la moralidad en duda de un sitio no caracterizado por su contención, así como el elaborado vestuario y un guión bueno hacen de esta serie algo digno.
Aneurin Barnard como el capitán Bisset se nutra una vez más del género histórica donde tan a gusto parece moverse. Su química con Natalie Dormer funciona lo necesario para querer verlos más.

Época fielmente caracterizada, la vida disoluta de esta primera Cassanova mujer no pasa de moda, pues es condición del ser humano que ama sin límites.
Su lucha por ser alguien, sus grandes aspiraciones, todo está entretejido bajo la serena expresión de Natalie Dormer, quien poco o nada revelará.

Su carga psicológica es grande tanto en cuanto se conozca la biografía de este personaje u otros anexos a su vida, la identificación, la envidia, la obsesión y el hecho de querer algo diferente hace que esta película sea la ideal para ver algo diferente.