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Voto de Don Simón:
6
11 de enero de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan sólo diez años después del final de la guerra, con las heridas aún sin cicatrizar, Pjer Zalica rueda su primer largo de ficción producido por Ademir Kenovic. Bill Clinton decide visitar Tesanj, un pequeño pueblo bosnio musulmán. Las autoridades se empeñan en parecer un pueblo culto y, sobre todo, metido en pleno y satisfactorio proceso de reconciliación con los vecinos serbios. Todo con un fin, que Clinton deje pasta. Porque la realidad es que el negocio más floreciente en el pueblo es la trata de blancas y el contrabando.
Como es costumbre en el cine balcánico, la fina línea que separa el humor negro de la tragedia en ocasiones es casi imperceptible. Y lo que comienza como una comedia coral descacharrante, da paso al recuerdo de ciertos ajustes de cuentas en la guerra que tenían más que ver con los negocios sucios que con la rivalidad entre chetniks y musulmanes.
En síntesis, el mensaje que trasciende es que los odios interétnicos suelen ser fomentados por los canallas, quienes se benefician de ellos. En cuanto a lo demás, cualquiera que conozca la situación en la ex Yugoslavia se descojonará vivo con algunos diálogos y situaciones.
Como es costumbre en el cine balcánico, la fina línea que separa el humor negro de la tragedia en ocasiones es casi imperceptible. Y lo que comienza como una comedia coral descacharrante, da paso al recuerdo de ciertos ajustes de cuentas en la guerra que tenían más que ver con los negocios sucios que con la rivalidad entre chetniks y musulmanes.
En síntesis, el mensaje que trasciende es que los odios interétnicos suelen ser fomentados por los canallas, quienes se benefician de ellos. En cuanto a lo demás, cualquiera que conozca la situación en la ex Yugoslavia se descojonará vivo con algunos diálogos y situaciones.