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España España · valencia
Voto de elquicio:
6
Drama El pintor holandés post-impresionista, Van Gogh (Willem Dafoe), se mudó en 1886 a Francia, donde vivió un tiempo conociendo a miembros de la vanguardia incluyendo a Paul Gauguin (Oscar Isaac). Una época en la que pintó las obras maestras espectaculares que son reconocibles en todo el mundo hoy en día.
9 de marzo de 2019
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Las nominaciones de Willem Dafoe y el hecho de que Julian Schnabel tenga mayor prestigio como pintor que como realizador me despertó la curiosidad por una historia que trata de adentrarse en la psicología de Van Gogh.

Y el resultado ha sido salir del cine con una sensación agridulce, por cuanto al tiempo que me había impresionado muy favorablemente el sobrio, profundo y espectacular trabajo de Dafoe sentí la sensación de que Schnabel se pasa todo el largometraje tratando inútilmente de pintar el pensamiento que trasladaba a los cuadros aquel loco sublime.

Confirmando, bien a las claras, que filmar no es pintar y que, en cualquier caso, tampoco debe ser tarea fácil para un neoexpresionista acercarse al genio del posimpresionismo.
Siendo consciente de tales limitaciones, el director hace verdaderos esfuerzos por manejar la cámara de todos los modos posibles, hasta con intencionadas imágenes borrosas, con la pretenciosa y frustrada intención de acercarnos a la visión del pintor, ayudado por Benoît Delhomme con una fotografía coloreada del amarillo limonado tan del gusto de Van Gogh. Todo en vano.

Por otra parte, centrando tal ambiciosa pretensión, la historia es muy escueta ya que trata de esa última etapa del pintor que se inicia poco antes de su llegada a Arlés en 1888. Con un guión que sólo encuentra su sentido en determinados diálogos del artista con su hermano Theo [Rupert Friend] y uno muy bien rodado e interpretado con el sacerdote del manicomio [ Mads Mikkelsen]. Con una ambientación complementaria en torno a sucesos colaterales e insustanciales que sólo pretenden que la cinta cubra el metraje imprescindible.

De la pesada y alocada conjunción de pictóricos planos largos, de estériles primeros planos y de tomas subjetivas de las caminatas del pintor por el campo, solo subrayar favorablemente el logro de transmitir cierta magia paisajística y, sobre todo, de la profundidad psicológica derivada de algo tan aparentemente simple como el andar. Por lo demás, buena interpretación de Friend y de Oscar Isaac en el papel de Paul Gauguin y una cómplice banda sonora de Tatiana Lisovskaya.

Así que, con tales excepciones, mientras Dafoe pintaba 'para no pensar' -que debió ser muy próximo a un mágico automatismo- Schnabel se estrella tratando de darnos a conocer qué pensaba el pintor en sus ratos libres. Y no es capaz de acercarnos a la psicología, creo, por la sencilla razón de que, como es natural, tampoco sabe demasiado al respecto.
Se deja ver, pues, con el espíritu, precisamente porque el espectador se siente atrapado por el esfuerzo del director en conseguir aquello que no acaba de lograr. Con lo cual la experiencia queda en un muy personal, curioso y extraño cine experimental, tan cercano al antiguo 'arte y ensayo' como alejado del actual espectador medio.

En definitiva, el pintor se come al director. El primero, en el doble sentido: pintor Van Gogh y pintor Schnabel.

Frustrado e intimista cine pictorico, con un gran Willem Dafoe [6 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2019/03/09/van-gogh-a-las-puertas-de-la-eternidad-eeuu-2018-de-julian-schnabel
elquicio
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