El humor chino es muy particular; por un lado tiene una frescura lógica para nosotros, pero por otro lado también se puede antojar muy naif. Este último punto es el que más destaca en esta película, con escenas que parecen algo así como Looney Tunes en imagen real, con la escasa gracia que ello supone. También en este caso, el no conocer los juegos de azar chinos puede hacer que no entendamos algunas escenas o "explicaciones".

Dejando de lado esos detalles particulares, la película es un buen ejemplo de comedia de acción, en la que los personajes se caricaturizan a sí mismos, la historia no pretende ser seria (que siempre se agradece) y donde reina un humor blanco constante; tal vez no llegues a reírte a carcajadas, pero estarás viendo la película con una sonrisa amable casi todo el tiempo.

La autoparodia del director, el volver a ver brillar a Chow Yun Fat (a pesar de lo estridente de su personaje) y el aire constante a reboot de God of Gamblers (exitosa trilogía que algunos recordamos con dulzura), que se confirma en las últimas escenas, ponen la guinda a una película que sin ser una obra maestra (ni por guión, ni en ejecución, ni en actuaciones), proporciona diversión y un soplo de aire fresco al panorama cómico actual