La trama nos presenta a Lale Kiran, la ‘reina’ del rating noticiario de un canal nacional de renombre y en consecuencia, el ente aspiracional de una jovencita estudiante de comunicaciones que termina confundiendo admiración con envidia y posteriormente una repulsión incalculable.

Tal como sucediera con su título (“Como vuela el cuervo” ó “Las alas de la ambición”), esta ficción turca se hilvana a partir de simbolismos y metáforas en su puesta en escena, aludiendo quizás que para volar tan alto como queremos hay que actuar tan bajo como para lograrlo y, una vez la confianza otorgada, sacar los ojos como los buenos cuervos.

En sí, la serie a pesar de su corta duración (8 episodios de 40 mins para una primera etapa) termina decantándose más hacia la subtrama afectiva que a lo planteado brillantemente en sus dos primeros episodios, en donde la ética de la información aunado a la dicotomía de lo correcto frente a lo emergente; la fama o “ser una más”; las manipulaciones, cotilleos y puñaladas traperas con tal de llegar a la cima hacían que esta fuera un futuro referente para ficciones periodísticas. Así, podemos decir que salvo sus dos primeros capítulos la serie solo vuelve a recuperarse del descenso justo en su tramo final con la carta abierta a una posible continuación, desde luego.

"Como vuela el cuervo" no resultará imprescindible a diferencia de otras en su misma línea, más bien se vende así por lo que prometía: la forma en que los panfletos (o rumores) ya se vuelven una verdad solo por un número abrumador de 'replies' y la revisión de verdaderos fines de peso en medio de los objetivos vacíos y frívolos de una generación que busca y ansía todo fácil, aprobación instantánea y éxito inmediato pero una vez lo tienen no saben qué hacer con ello, muy como mencionan en alguna escena: “en la cima no hay nada, solo arena y lo peor es que tienes que luchar para no bajarte de ahí”.

LO MEJOR: Su protagonista (antagonista), la odias o la aborreces.
LO PEOR: Arranca con ímpetu y el desarrollo resulta siendo tibio.