Kore-Eda, afamado director japonés, nos regala un joya que pasará desapercibida por los cines; no es un blockbuster, claro, pero es de las que dejan huella. Una niña es encontrada por Osamu (Lily Franky) y su hijo. Tiene frío y su familia, al parecer, no se preocupa demasiado por ella. Deciden adoptarla ante la negativa de su mujer (Sakura Ando). Sin embargo, al final la niña se hace con el corazón de una familia que vive de la pensión de la abuela (Kirin Kiki). En apenas unos metros cuadrados se amontonan hasta seis personas.

Viven de pequeños hurtos, algo que no es muy normal en Japón. Así que ya os imaginaréis lo peculiar de una familia que se sale de la raya, acostumbrada a la rigidez nipona. En todo caso, la familia sobrevive, pero un acontecimiento hará que todo se tambalee y se pongan a prueba unos vínculos que no son de sangre. ¿Son estos más fuertes que la propia sangre? Kore-Eda provoca hipnotismo en el espectador, cierta comicidad y mucha humanidad.

En definitiva, UN ASUNTO DE FAMILIA habla sobre eso precisamente, sobre la familia, su importancia, sobre la cercanía, la moralidad y la complejidad de las relaciones entre sus miembros. Una joya japonesa que, si todo es como debe, competirá en los Oscar por una estatuilla a mejor película extranjera. No os la perdáis si tenéis la oportunidad.