Vice es su título original. Significa vicio, y de ello saben mucho los protagonistas de esta especie de reportaje, biopic, crítica o comedia a partes iguales que, en todos sus géneros, acaba triunfando. Dick Cheney (Christian Bale), es un don nadie en su juventud. Sin embargo, el apoyo de su mujer (Amy Adams) hace que llegue a lo más alto. Primero como asistente de Donald Rumsfeld (Steve Carell) y después como vicepresidente de George Bush (Sam Rockwell). Cómo llegó hasta ese puesto y, lo más importante, de qué manera consiguió que un vicepresidente estadounidense, con cargo simbólico más que nada, fuera el hombre más poderoso del mundo.

EL VICIO DEL PODER nos cuenta, paso a paso, como eso llegó a suceder. Al igual que hizo con La gran apuesta, explicándonos la crisis, Adam McKay hace lo propio con la Guerra de Irak, Saddam Hussein y la manipulación de los medios para ocultar lo que a todas luces fue un gran negocio. Desde su juventud hasta su salida del gobierno tras la llegada de Barack Obama, Dick Cheney tuvo una vida muy peculiar, entrando y saliendo de gobiernos republicanos y, en su última etapa, teniendo un gran poder de decisión. Tanto es así que en la película se muestra a un caricaturesco George Bush a los pies de Cheney como si fuera una vulgar marioneta.

Adam McKay sabe que Christian Bale siempre cumple, y aquí no lo es menos. Con un cambio físico espectacular, digno de los que acostumbra, Bale es Dick Cheney de principio a fin. Merecedor de nominaciones a Globo de Oro y al Oscar, está sencillamente sublime. Junto a él también lo están Steve Carell, Amy Adams y Sam Rockwell (ambos nominados también como secundarios), los tres impresionantes y secundarios de lujo. Es posible que también les caigan nominaciones importantes y, lo que es más importante, se mimetizan con sus personajes hasta tal punto que pensamos que son ellos. Sam Rockwell es George Bush, y además lo caricaturiza.

En definitiva, podría pasarme mucho tiempo escribiendo sobre EL VICIO DEL PODER, pero es tan buena, tan interesante y delirante que debéis verla. Didáctica como pocas, brillante en lo cómico, en lo denunciante de unos hechos que indignan y, en definitiva, una de las mejores del año sin duda alguna. Si queréis saber qué pasó en la Guerra de Irak, aquí tenéis una buena dosis. Ni se os ocurra perdérosla.