Sin grandes efectos especiales, sin mucha espectacularidad ni grandes decorados.... Esa es la forma de esta película. Todo diálogo, reflexión y sentimiento. Y con esos no pocos elementos se consigue una de las obras modernas más grandes que jamás he visto.
Realmente la interpretación de Michael Caine fue sublime. Totalmente merecedora del Oscar que le fue otorgado.
En cuanto al argumento, qué decir: Una sólida y coherente reflexión sobre la propia vida, las creencias humanas, en definitiva uno de los grandes temas convencionales recurrentes en filosofía expresado en imágenes y palabras llenas de intencionalidad, incluso de pedagogía.
La reflexión base es sobre el derecho a abortar y/o a dejar a niños encerrados en un orfanato de por vida. Asimismo también se considera la obligación a estar sujeto a unas normas determinadas por otros o simplemente el libre derecho a escoger libremente el camino de la propia vida.
Una reflexión envuelta de una gran ternura reflejada en el amor al prójimo y en la lealtad existente entre los miembros de una misma comunidad. No sin dejar entrever que los propios prejuicios personales y comunales, no permiten reflexionar objetivamente sobre determinados asuntos, de los que, muy probablemente, para poder censurarlos o apoyarlos, deberíamos hacer un ejercicio de empatía con el prójimo antes de efectuar cualquier veredicto, cosa que pocas veces hacemos.
Desde luego Lasse Hallström consigue un conjunto magistral.