He visto tantos bodrios éste último año que ya me temía otra vez lo peor, pero bueno, más allá de que no es la panacea, se deja ver con agrado, que ya es suficiente.
Slasher con tintes paranormales de éstas que no sabes quién es el asesino al más puro estilo Scream, salvando las distancias, claro está.
Y es que para ser un slasher de terror, la mayoría de muertes quedan algo cojas, nada explícitas y muy ramplonas, menos mal que en su tramo final mejora en éste aspecto y hay un par de escenas bastante sangrientas que dejan un mejor sabor de boca, más vale tarde que nunca.
Lo que si me gustó es su desarrollo, se sigue con cierto interés y no decae en tedios.
También aprueban las interpretaciones, muy dignas y que sobrellevan muy bien la atmósfera y el suspense que va creciendo. Hasta el tratado inclusivo tan de moda últimamente está bien metido y encaja perfectamente sin ningún tipo de obligación, no como en otras producciones, que están tan forzados que chirrían.
El desenlace final no es que sea la sorpresa del año, dejando de lado las típicas incongruencias de siempre, al menos resulta entretenida.
Aprobada.