Las dos cintas que la preceden no son obras de arte, pero al menos eran entretenidas. Teniendo una temática demasiado juvenil, al menos eran consecuentes con los personajes, y todo sea dicho, tenían golpes de humor divertidos.

Esta tercera (y en teoría última) entrega se centra en el verano de los protagonistas justo antes de empezar la universidad, y por ende un cambio de vida importante. Nada mejor que, por avatares del destino, se pasen todo el verano disfrutando de la casa de la playa. Pero lo que debería ser diversión y desarrollo de personajes se convierte en un drama excesivo y en una involución de dichos personajes. Creo que no pasan más de 3 minutos seguidos sin que alguno de ellos esté triste o llorando, cuando no son más de uno o incluso todos.

La verdad es que se hace difícil de seguir, y no por su trama compleja, sino por la cantidad de situaciones inverosímiles y tontas que se dan, y que te hacen desear que se acabe de una vez. Solo salvaría la actuación de Joey King, que funciona muy bien, lo que no significa que salve al personaje.

Ya que he llegado aquí, lo he acabado de ver, pero no la recomiendo para nada.