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Voto de Alcaudón:
1
Acción. Ciencia ficción. Terror. Comedia Una ciudad está aterrorizada por miles de tiburones que han sido transportados por un huracán. Cuando los tornados se empiezan a formar, los mortíferos escualos comienzan su destrucción en el agua, la tierra y en el aire. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como la propia Sharknado, voy a ser franco desde el principio, cosa que al menos se le puede reconocer.

Desde su inicio es ginebra de la buena, fuerte y directa. Sin contemplaciones ni ínfulas de seriedad; es porrillera, es consciente de ello, y mucho. Quizá esta descripción puede coincidir en parte con gran cantidad de esta clase de películas -lamentablemente, Sharky debe encuadrarse en esta categoría- que podrían denominarse de segunda clase, llámenlas serie B o telefilms, si quieren categorizar. Sin embargo, existe una diferencia fundamental, que caracteriza a Sharknado y la cualifica, elevándola a un nivel superior del vertedero cinematográfico.

Normalmente, esta clase de filmes disfrutan de un carácter esencial, que funciona como regla general, y que es apreciable sin conocer datos de producción concretos: la baja calidad se acompaña de un bajo presupuesto. Es decir, entre presupuesto y dinero se establece una relación directa.

Sharknado ha roto todos esos esquemas, normas no escritas, de las películas de palo. Establece una nueva relación entre estos dos factores que, si no del todo innovadora, si la lleva a su expresión máxima: la superior utilización de capital se transforma en una porquería de dimensiones estratosféricas. La relación pasa a convertirse en inversa, en el sentido explicado.
Ese es el mayor mérito de Sharknado. Porque del resto… prefiero ni hablar.

Una cosa es tomárserla a cachondeo, pero el llegar a defenderla me parece un despropósito. Es evidente que el cine es casi por entero una industria de entretenimiento, con diferentes grados. Pero Sharknado no es más que un engendro, sabedor de ello, y ahí juega su principal y única baza. Desde el primer momento, su seña de identidad pretende ser su absoluta y extrema ridiculez, sin ninguna finalidad (no le atribuyo ni el de mero entretenimiento), mediante la cual se pretende que el espectador pase de sentir vergüenza, rabia, náusea, al expresado de manera general "es tan mala que es buena".

Pero a mí no me la han colado, no han conseguido manipularme; Sharknado se encuentra en el punto último de mi ser, lo que podríamos llamar la frontera entre la veracidad y la tergiversación. Y en ese último resquicio de mi alma honesta, que nada debe superar, no puedo más que llamarla MIERDA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alcaudón
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