No solo salí del cine con la impresión de haber asistido a uno de los momentos que habían marcado mi vida, no solo me enamoré perdidamente del personaje de Amélie en todos los aspectos en los que se puede valorar a una mujer, no solo descubrí una forma de hacer cine que haste entonces no había ni imaginado que pudiera existir, sino que además desde el mismo momento en que la vi, y aunque parezca exagerado, divido a las personas en dos grupos: los que les gustó Amélie y los que no.
Puede que no sea una obra maestra del cine (que para mi si lo es), pero sin duda es la única pelicula (solo otras dos o tres han conseguido acercarse un poco) que me llegó tan dentro como para considerarla parte de mi vida y de mi forma de ver la vida.
No creo que algo así vuelva a repetirse.
Lo peor, saber que Ella no existe...