Este cortometraje, uno de los primeros trabajos experimentales de Guillermo del Toro nos deja un sabor agridulce, ya que por una parte se observa el gran esfuerzo que se hace en cuestiones de efectos, maquillaje y sonido para hacer un cortometraje de 7 minutos con presupuesto de lo más acortado por no decir inexistente (ayudado por compañeros y amigos e incluso de su misma madre como actriz) y aun así salvar la obra con un ingenioso y simpático guión.
Propio de la comedia de terror más negra al estilo Tales from the Crypt, Del Toro plantea una problemática risible y decide resolverla de una manera trágica y burlona, exhibiendo desde esos momentos su gusto por las monstruosidades, por el maquillaje y el mundo de lo fantástico y metafísico; un entretenido trabajo que a pesar de adolecer de calidad en producción te deja con una sonrisa en los labios