Fallida.

Lynch tenía en sus manos el dar un final todavía más digno y pulcro a su obra maestra televisiva, sin embargo, la desperdició. ¿Por qué? Una de las principales razones es que Mark Frost, el principal guionista de la serie, no aparece aquí como artífice de la historia; ésta fue únicamente escrita por Lynch y por otro señor que, seguramente, era el que le decía "David, lo de la zoofilia mejor déjalo para otra película".

Así pues, no me muerdo la lengua al afirmar que esta película posee lo peor de Lynch y lo peor de Twin Peaks. El director se empeña en dotar en exceso a la cinta de su "marca de la casa", acabando por estropear la oportunidad de dar eficaz carpetazo a TP. En contados y aislados momentos, la serie padecía un desbarajuste argumental crónico, que aquí se ve peligrosamente acentuado. Fueron muchos (aunque a un servidor no le molesten demasiado) los cabos sueltos que dejó la serie, y siguen siendo muchos tras el visionado de esta película... coño, ya que la haces moléstate en aclarar más de un misterio y medio.

Otra cosa digna de mención e incluso de burla es que, por si la serie no tuviese suficiente chicha, Lynch mete más y, especial atención... inicia historias que no concluye. Sí, esa efímera y misteriosa aparición de Cooper, que después queda absolutamente olvidada... ¿a qué cojones viene?
Aunque, también hay que decirlo, es posible que esto se deba a los problemas que tuvo el director con la productora y el monstruoso recorte de metraje que sufrió la cinta (duraba cuatro horas).

Por si fuera poco, el espíritu de Twin Peaks desaparece, los (pocos) personajes que tienen en común serie y película parecen haber sido despojados de su carisma. El pueblo no parece tener vida propia, el hipnotismo y la atmósfera de Twin Peaks no se encuentran por ninguna parte. Sólo la banda sonora, que parece más un nostálgico guiño que otra cosa, parece recordarnos mínimamente al fantástico producto televisivo. Y no, yo no quería otro capítulo de la serie.

Para colmo, el personaje en el que se centra la historia, no está a la altura de las circunstancias. Carece de fuerza y garra, y si hay alguna razón por la que un servidor mostró algún interés por la película, no fue por ella en sí, fue por su procedencia, y porque Lynch conserva intacto (para bien o para mal) su inquietante talento. Sheryl Lee, por muy buena que esté, acaba por aburrir, su histeria es cansina y se ve seriamente perjudicada por la sobreacutuación... Es un personaje tan deficiente que sus pezones acaban robándole protagonismo. Algo realmente penoso.

Y no sale Audrey.