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España España · Huelva
Voto de Anibal:
9
Drama En un pueblo de la periferia de San Salvador, vive Chava (Carlos Padilla), un niño de 11 años, que se encuentra atrapado entre el ejército y la guerrilla salvadoreña. Cuando su padre abandona a la familia, en plena guerra civil, Chava pasa a ser "el hombre de la casa". En esta época, el gobierno de El Salvador reclutaba niños de doce años. Así que a Chava sólo le queda un año de escuela antes de ser movilizado. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo por costumbre hacer mención a las opiniones vertidas sobre una película por parte de la crítica especializada, ya que suelen usar palabras rebuscadas solamente para demostrar que saben escribir muy bien y, también, debido a que les dan por ensalzar auténticos bodrios infumables y, por el contrario, lanzarse al cuello de las cintas comerciales aunque sean buenas. Como ya dije antes, no suelo comentar lo que dicen estos señores, los supuestos profesionales del cine, pero hoy me es imposible no hacerlo tras ver “Voces inocentes” (me dio por leerles y me quedé con las patas colgando). Fijaos en esta crítica sobre el filme que nos atañe porque no tiene desperdicio: “Melodrama bobalicón y llorica (...) Mandoki rueda con reiteración y estruendo” (José Manuel Cuéllar: Diario ABC). Madre de mi vida y de mi corazón, vaya tela como están las cabezas… ¿a quién se le ocurre decir esto sobre un durísimo relato como este basado en hechos reales?

Antes de nada, lo primero que quería comentar es que este es un relato visto a través de los ojos de un niño de 11 años por lo que puede parecer que se hace una distinción maniquea entre soldados del gobierno y guerrilleros (y la verdad es que puede que así sea, pero hay que tener en cuenta que un crío de esa edad no tiene la capacidad para juzgar de un adulto). Así pues, él ve a los soldados disparar a su casa, llevarse a sus amigos con 12 años para ser reclutados, pegarle al cura del pueblo o secuestrar a las mujeres y por consiguiente los identifica como los malos. Por otra parte, ve a los guerrilleros tocando una guitarra, regalándole una radio o avisándoles de que los soldados van a venir a reclutar niños al día siguiente y entonces para él son los buenos. Evidentemente, las dos facciones combatientes cometieron atrocidades y por descontado que no existe en ninguna guerra el blanco y el negro, sino tonalidades muy grises en ambos bandos, pero repito que es comprensible que un niño lo pueda ver de ese modo.

Una vez aclarado esto, tengo que decir que “Voces inocentes” me parece una película redonda en todos los aspectos. La historia es tan dura y estremecedora como a la vez necesaria, muy necesaria diría yo (esa práctica de reclutar niños soldados es algo despreciable y preocupa que lo hagan más países de los que creíamos). Además del excelente guión, tenemos unas magníficas interpretaciones de los niños, y de una inmensa Leonor Varela, que se encargan de aportar realismo a la historia y conmovernos en más de una ocasión. Y por último, posee un apartado técnico bastante solvente (la ambientación es buena, los tiroteos están bien filmados y la fotografía es preciosa).

Y poco más voy a añadir, “Voces inocentes” es una película muy cruda, con tensión, con una fuerte carga dramática y con varias escenas que se te quedarán grabadas a fuego en la retina (por ejemplo, la de los niños en los tejados escondiéndose de los militares o la escalofriante escena de las ejecuciones con los tiros en la nuca).
Anibal
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