Un aprendiz de escritor y por pura casualidad, suplanta la personalidad de un consagrado autor de novelas de éxito, y los embrollos no tardaran en aparecer en este film de buena factura, gracioso y por sobre de la media de las comedias españolas.
La película no es nada del otro mundo como ya se figurará el amable lector de esta crítica, aunque siempre se ve con una eterna sonrisa en los labios. El film, típico y tópico de un actor poco valorado, Gabino Diego, que lleva su sello personal de buenazo, es delirante, esperpéntico, irónico y de un humor grueso. Cuenta con un guión y unos diálogos ingeniosos, pero también toscos, sin embargo cumple exactamente y con creces con la finalidad ideada por sus creadores, entretener al espectador con una buena comedia ambientada en Madrid y con una ligera y blanda carga erótica.
Gabino Diego borda su eterno papel de personaje apocado, interpretado con su maestría habitual. El resto de los intérpretes también cumplen su cometido dignamente.
Resumiendo: Película lisa, saludable y plana para morir de risa el público poco exigente.