Este episodio de Poirot, es sin lugar a dudas, uno de los más flojos de toda la serie, aunque conserva el sello de calidad propio de todos los casos. Esta vez tendrá que lidiar con el secuestro de un niño, y que resolverá con su natural aplomo. En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos.
Por ejemplo: La ambientación impecable en los exteriores e interiores, los decorados, el vestuario, la elegancia y educación típicamente británica que desprenden todos los personajes. También tiene algunas sombras, como por ejemplo la lentitud de la trama que puede llegar a fatigar al espectador.
Resumiendo: Perfecta para una tarde o noche sin otra alternativa, un 6 merecido.