En un principio no tenía ni pensado escribir una crítica sobre una película que iba a ver por las risas y seguro que no iba a salir de la más anodina normalidad, pero al acabar me he tenido que rendir a la evidencia de que una película de Shin Chan, ese personaje de una irreverente, absurda y provocadora serie "infantil" (de nuevo, animación =/= infantil, los japoneses vuelven a demostrarlo), sorprende con una película de gran calidad. Gran calidad para lo que uno se esperaba, por supuesto, que era una película que se quedaba en lo mínimo para pasar un rato.

Sorprendentemente por donde más pilla la calidad de la película es por su valor documental. Efectivamente: documental. Por el título ya se sabe que su ambientación es histórica, en el Japón de los samuráis, pero siendo el tipo de película que es pues esperas un escenario más que un mundo. Y ahí es cuando te da en la cara. Todo el mundo militar, que es el 80% por ciento de la película, esta representado (más bien trasladado) con sumo detalle: armas, armaduras, tácticas y hasta el ambiente humano; y todo ello sin la engorrosa exposición en la que muchas películas (sobre todo en la animación japonesa) se suele caer. Todo se muestra, nada se dice,

Fuere de este detalle, que por su presencia es detallo, todo lo demás funciona correctamente. Recuerda a cualquier drama histórico asiático convencional con su música, sus escenas lacrimógenas y su parte de "slice of life". Y es que claro: es convencional, pero dentro de sus términos funciona a las mil maravillas tanto como drama histórico como bélico.

Sorprendente.