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Voto de José Barcia:
6
Drama. Thriller Dorian Gray (Ben Barnes) es un joven aristócrata muy atractivo que, después de haber pasado una solitaria adolescencia en el campo, regresa a Londres, donde ha heredado una mansión. Atraído por la vida nocturna, se sumerge en ella de la mano de Lord Henry Wottom (Colin Firth), que lo conduce a los antros más recónditos y sórdidos de la ciudad. Al joven le fascina el estilo de vida decadente y amoral de Wotton. Por otra parte, su ... [+]
10 de junio de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El retrato de Dorian Gray (Dorian Gray, 2009), tiene la ventaja y el inconveniente de ser la enésima adaptación de un clásico que todo el mundo en mayor o menor medida conoce. Ventaja porque juega sobre seguro, atrayendo a un público ávido de conocer qué elementos nuevos aporta al conocido relato y a la conocida imaginería. Pero tiene el inconveniente de que carece del factor sorpresa, por lo que tiene que intentar aportar alguna novedad, y sobre todo destacar por encima de sus predecesoras.

En el caso que nos ocupa el director Oliver Parker no es ajeno a las adaptaciones de novelas clásicas, pues ya hizo lo propio con Otelo (1995) o La importancia de llamarse Ernesto (2002), teniendo resultados desiguales. En el caso de Dorian Gray, el director supera los inconvenientes antes nombrados, ofreciéndonos en los dos primeros tercios del film una narración hipnótica y sugerente. Apoyando todo el peso de la película en los actores como si de una obra de teatro se tratara, pero sacando además el mayor jugo posible a las cualidades cinematográficas, con una banda sonora cautivadora, y una puesta en escena elegante.

El relato fluye como burbujas de una lámpara de lava ante la mirada atenta del espectador, el cual es seducido, como las damas son seducidas por los encantos del eternamente joven Dorian, por los encantos del trío de personajes principales y del interés que genera la transformación verdaderamente creíble (gracias a una interpretación más que correcta de un andrógino Ben Barnes) de un joven inocente a un ser deprobable. Por tanto los personajes son otro de sus fuertes, desde el cínico Lord Henry Wotton (deliciosamente interpretado por Colin Firth), hasta el propio Dorian Gray, pasando por el pintor Basil Hallward (un emotivo Ben Chaplin).

Por tanto la narrativa hipnótica y los personajes bien tratados e interesantes son sus mejores bazas. Pero por desgracia no es oro todo lo que reluce en esta película, y en su último tercio desaparecen casi por arte de magia todas estas virtudes, y se comete el error de acelerarse, cuando precisamente el ritmo calmado la hacía especial. Ya no es hipnótica, todo va más deprisa, pareciendo más bien una película de un cualquier slasher. Aparece un personaje vital para la trama, pero sólo se le conceden unos minutos, no los suficientes como para desarrollarlo. Una verdadera pena. La relación entre los dos protagonistas, toma un giro de 360º pero sin la fuerza argumental ni el tiempo fílmico necesario como para entenderlo ni para empatizar con ellos. Y a la redención conocida y predecible, tampoco se le da tiempo, por lo que parece forzada y falsa, cayéndose las magnificas interpretaciones por un argumento que ya no es cómplice con el espectador. Y por ello el resultado final no es el que pudo haber sido, dejando un sabor agridulce.

(SIGUE EN SPOILER PERO SIN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
José Barcia
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