Para un servidor la mejor película del año, de habla no inglesa, y seguramente estará en el top 3 después de los estrenos invernales de este 2018.
Cuarón nos traslada al México de los 70 de forma magistral, a un tiempo de agitación política y social, y todo ello a través de los ojos de dos mujeres, una de clase baja que trabaja de sirvienta para los “grandes” y la otra la matriarca del hogar, donde seremos testigos en primera mano de las diferencias sociales existentes, abismales y humillantes; de amores, maternales, engañosos e imposibles; violencia, física y verbal; y sobre todo “lágrima”, pero todo ello dentro del campo de la “poesía” visual, ya qué no hay que olvidar, que este film, es un film personal y tiene ciertas licencias que sólo concierne al propio director y para el espectador pueden quedar algo secundarias.
La dirección de Cuarón es el punto fuerte y a destacar. El movimiento de la cámara, como el que persigue a los personajes, cámara viva, dinámica, sin importar ángulos, re-encuadres, para dejar esencia de todo lo que acontece, pero todo ello sin dejar de lado el lado poético y delicado del film. Se nota en cada escena que el propio director nos dice, “es mía, mi película, y yo la vivo así, sin que nadie me tenga que mandar”.
La fotografía es exquisita, creo que la elección del Blanco y Negro fue muy acertada, para dar mayor impacto visual a ciertas escenas, a la vez de retratar de forma magistral con esos primeros planos las caras y expresiones de los protagonistas en cada uno de los “baches” que los dejarán marcados de forma final. Aunque las imágenes poéticas para el recuerdo, también están presentes, y eso marca puntos, a la vez que parecen cuadros para enmarcar.
Buena música, interesantes actuaciones y acertado montaje, todo ello para crear una de las mejores obras artísticas del 2018. No se le puede objetar nada a este film, o por lo menos yo no quiero hacerlo.