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España España · Mojácar
Voto de Ranxomare:
8
Thriller El protagonista, Asuza, es un yakuza -siempre vestido de blanco- criado en las calles en un clima de tragedia marcado por la muerte de sus progenitores. El padre es asesinado por su hermano y la madre se suicida seguidamente. El sentimiento de culpa tortura al anti-héroe mientras se apoya en la figura paternal de su jefe. Tristemente el destino volverá a jugarle una mala pasada, cuando su superior muera asesinado repentinamente. El ... [+]
29 de diciembre de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miike vuelve a traernos un film violento, cargado de acción, con una trama muy bien llevada, aunque sencilla pero efectiva, centrado en el mundo de la Yakuza y más exactamente en la venganza como tema desarrollado y todo ello adornado con los típicos y antiestéticos estilos del director, que es capaz de seguir con su cámara una meada mientras se debate el punto álgido del film, sencillamente Takashi Miike.

Como he dicho, el film trata principalmente sobre un joven Yakuza que se ve en la obligación personal de vengar a su jefe a costa de su propia vida, aunque por desgracia no contará con el apoyo de casi nadie, aunque conforme avanza el film, las amistades surgirán al igual que los enemigos, pero los flashbacks serán decisivos para comprender el propio desarrollo y personalidad del protagonista.

He tenido el placer de verla completa, tres hora de metraje, aunque por desgracia ha sido la versión americana, dividida en dos films (así es el mundo de la comercialización, no sé puede luchar), “Bloody Battle of Lions” y “Requiem for the Lion”, aún así en y por suerte ha sido en japonés subtitulada y no ha perdido nada de la esencia de la original, además al estar dividida en dos, no se me han hecho nada larga.

Buenas actuaciones, al estilo “macarra” japonés, algo sobreactuadas, pero se agradecen ya que sin ese tipo de actuaciones no serían lo mismo, y no destaco a ninguno de los actores, ya que todos son geniales, “demasiado arte para gustarle a uno una pincelada”, así lo definiría.

Miike, el auténtico protagonista, aparece con su estilo propio, dirige la cámara de mil formas, desde las más sencillas, pasando por el movimiento, fija sin encuadres, perdiéndose en detalles insignificantes, poniendo un plástico para cambiar el color, y así una docena más de experimentaciones, pero sin saber porqué, consigue no cargarse el film, sino que uno lo disfrute aún más si cabe. Esta vez ha tenido suerte, otras veces la ha cagado, pero así es él y seguramente le importe una “meada” lo que un servidor diga.

La recomiendo de forma general, pero para aquellos que le gusten Miike y amen la “camorra” japonesa, es de obligada visión.
Ranxomare
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