Michael Caine no deja de participar en grandes películas ni siquiera cuando parece cerca el final de su carrera. Al conflicto interno sobre los 'dos' Vietnam se viene a sumar en este filme la relación amor-odio entre británicos y norteamericanos, dentro de un cuadro complejo donde se admiten todas las miradas.

No hay personaje que asuma el papel de 'bueno' en este retrato de la lucha nacionalista-comunista contra el ocupante francés, en un tiempo en el que la Guerra Fría baraja las cartas sobre el tapete de la Cochinchina -perdón por la pedantería-, donde se abren todas las opciones y donde, a la postre, cobra especial relevancia el papel de un corresponsal británico que se sitúa más allá de la línea que separa a quien observa para informar respecto a quien toma partido.

Un impactante mensaje contra el colonialismo y una llamada de atención a quienes piensan que pueden pasar por la vida sin involucrarse. Una película digna de ser vista.