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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
8
Terror Durante la noche de Halloween, Michael, un niño de seis años, asesina a su familia con un cuchillo de cocina. Es internado en un psiquiátrico del que huye quince años más tarde, precisamente la víspera de Halloween. El psicópata vuelve a su pueblo y comete una serie de asesinatos. Mientras, uno de los médicos del psiquiátrico le sigue la pista. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2010
146 de 174 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que os parecerá raro, pero llevaba algo así como una década sin revisitar Halloween. Ya se sabe; se pone uno a ver toda la mierda que llega a sus manos y se olvida de echarle un vistazo de vez en cuando al verdadero CINE ( así, con mayúsculas) … En fin, menos excusas. Al grano:

Una flor entre el estiércol, una llama en la oscuridad, una virgen entre putas, un oasis en el desierto, un intelectual en un ministerio… ¿Me explico? Pues eso es esta película en comparación con toda la basura que vino después, con todo el saco de pus que se ha ido acumulando en los videoclubs con la escusa del dichoso "Slasher".

Aunque… Bien visto, agradezco toda esa basura, todos los "Viernes 13" (¿Cuántos van, nueve, diez…?), todas las "Matanza en Texas" y toda la retahíla de bochornos Halloween que siguieron a ésta y que me he ido tragando con los años: ahora me doy cuenta de lo sobresaliente de este primer (y único relevante) Halloween.

Y es que ahora, con algo más de Cine en el cuerpo y habiendo dejado atrás la seborreica adolescencia, es cuando uno empieza a apreciar el soberbio trabajo de Carpenter y hasta qué punto sus patéticos imitadores fueron incapaces de asimilar ni una sola de las lecciones maestras que les dejó. A saber:

-El plano subjetivo:

Nadie, con la única excepción de Argento, ha sabido rodar con tanta maestría los planos subjetivos. El plano-secuencia inicial y la forma en la que se mueve esa cámara deberían ser de obligado estudio en todas las escuelas de Cine.

-El segundo plano:

“Ahora estoy, ahora no estoy. Me ves, no me ves”. Nunca se hizo tanto con tan poco, con tanta sutileza y elegancia. Carpenter consigue ponértelos de corbata haciendo simplemente que Myers aparezca un instante en segundo plano para desaparecer a la pasada siguiente. Eso sí es Terror.

-La luz y la sombra:

Una sombra anónima recortada contra el fondo iluminado de un porche que nos observa, el rostro de Myers surgiendo lentamente de la oscuridad como un fantasma… En pocas películas se juega con tanta brillantez y tanta premeditación con los claroscuros. ¿Acaso creéis que la máscara blanquecina de Myers es una elección casual?

-La sutileza:

Repetid conmigo, aprendices de matarifes metidos a cineastas: es mejor sugerir que mostrar, es mejor sugerir que mostrar, es… Y es que volviéndola a ver nada me ha sorprendido tanto como su exquisita limpieza, su sobriedad: ni una gota de sangre. Y eso en la película que, manda cojones, supuestamente es la precursora de un subgénero, el Slasher, que ha hecho correr ríos de sangre falsa y que parece empeñado en superarse película tras película en el reto de mostrar la muerte más grotesca y pasada de vueltas…. Y hablando de mostrar, ¿alguien sabe de qué color tiene Myers los ojos? Claro que no; el Terror no está en lo que se muestra, sino en lo que se imagina.
No es tan difícil… ¿O sí?

La diferencia entre Carpenter y sus imitadores es la que separa erotismo y pornografía.
Jinete nocturno
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