Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Dixon Steele:
10
Drama. Romance Hank y Johnny trabajan como técnicos de una compañía de electricidad. Una noche, se encuentran en una reunión a la atractiva Fay, y la tensión aumenta porque ambos se disputan el favor de la chica. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no existen narradores como este director de cine, para mi el "tercer miembro de los Beatles de Hollywood" tras Ford y Hawks. No es normal lo suyo, como de un guión así pueden aparecer tantos vaibenes, giros, comedia, drama, belleza, acción, fotografia, fisicidad en numerosas secuencias... De verdad, es increíble lo de las películas de este señor.

Lo que era el Hollywood de antes. Una auténtica factoria de ficción. Directores de cine que firmaban "Picassos" como el panadero que cada madrugada saca 500 barras de pan. Incréible. Recordemos que cuando Walsh realiza esta joya viene de hacer dos años antes "Los violentos años 20", y tan sólo un año antes "Pasión ciega" (de las que en "Manpower" recupera de ambas el drama del triangulo amoroso), y que en el mismo año de hacer esta maravilla va y hace "High Sierra" (que también toca el tema del triángulo amoroso que aparece aquí, una constante del cine de Wlash de estos primeros años). Recordemos que para muchos "High Sierra" es una cota del Cine Negro y ese mismo año de 1941 va y hace "Murieron con las botas puestas", uno de los Westerns más importantes de la Historia del Cine fuera del orbe Ford-Hawks... Pero es que ahí no queda la cosa: un año después de estas dos joyas va y realiza "Gentelman Jim". Dan ganas de dejar de escribir porque los hechos son aplastantes: estamos ante un gran genio. Alguién que aún no ha sido puesto en su sitio de la Historia del Cine donde le corresponde en realidad.

¿En qué escuela estudió Raoul Walsh Realización Cinematográfica? ¿Dirección de actores? ¿Cómo rodar escenas de acción? Y lo más importante: ¿cómo narrar una historia? ¿Cómo narrar la vida misma? Pues en ninguna. Como William Wyler al que un buen día fue a pedir fuego a una cabina de montaje y el que estaba allí le dijo; "quédate un poco, chaval". Tócate las narices!

"Alta tensión" es un prodigio de ejercicio narrativo. ¿Qué tenian estas películas de Walsh que te sientas y a los 5 minutos estás ya intrigado en ver lo que pasa? Y no pasa nada... vamos, pasa la vida misma. Pero te la ves hasta el final. Como un buen libro que leídas tan sólo 3 de sus páginas ya intuyes si lo vas a acabar con ganas o estás por el contrario ante un truño del que decidir si dejarlo o no. Como con el cine que se hace ahora, salgo contadísimas excepciones: a los 5 minutos ya has salido corriendo apartando la vista de lo que sea que te están poniendo delante (vamos, una película llena de efectos y una fotografía alucinante pero con una soporifiera narración).

Por último decir que le perdono que en esta película no aparezca mi idolatrada dama del Cine Negro Ida Lupino (que aparecera otra vez en una película de Walsh en "Alta sierra") pues aquí ha sido "sustituida" por la Dietrich. Y madre mia! Ver a la diosa del Angel Azul haciendo bollitos, la "Femme fatale domesticada", por no decir cómo está en las escenas finales, empapada de agua y con la boina sombrero. Madre del amor hermoso!

Capítulo a parte merece Edward G. Robinson. Al igual que la Dietrich, nuestro "pequeño César" ha sido domesticado, hecho vulnerable. Me apostaría la mano izquierda (y la derecha también) a que Fritz Lang cuando realizó dos de sus joyas como son "La mujer del cuadro" y "Perversidad" vio una y otra vez esta película a modo de precedente. Y es impresionante este personaje de Edward G. Robinson en esta película. Es simplemente impresionante, por porner un ejemplo, un detalle de 3 segundos, cuando se coloca una corbata sobre el cristal del taxi que lo acaba de llevar a las puertas de la casa de su amada. El taxi arranca y se va, y el personaje de Edward G. Robinson se queda mirando al horizonte, como si no se hubiera enterado que el taxi no está, y por lo tanto tampoco el cristal de la ventanilla donde se estaba reflejando. Un detalle de cine mudo, donde aprendió Walsh el oficio. Un detalle que vale toda una película, una descripción excepcional de un personaje y de un sentimiento de amor en ese momento de estar alelado como pocas otras veces he visto yo definida en otra película.

Un ejercicio de narración, y de saber incluir todos los géneros en uno que es el género de la vida. Preciosa, inimitable.

Es para mi una debilidad de película que permanecerá en mi estánteria, junto a Vértigo, La doble vida de Verónica, No Amarás, El seductor y algunas otras (pocas) más.
Dixon Steele
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow