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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Comedia. Drama Después de un día de audiciones a actrices para la obra que va a presentar, Thomas se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la talla necesaria para el papel principal. En ese momento llega Vanda, un torbellino de energía que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Pero cuando Thomas la deja probar suerte, queda perplejo y cautivado por la ... [+]
2 de febrero de 2014
128 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en su anterior largo -"Un dios salvaje"- Polanski mostrara absoluta fidelidad a la obra teatral original pero añadiendo recursos cinematográficos y una sobresaliente dirección de actores mientras que encerraba a sus personajes en un único espacio escénico, aquí repite la fórmula aprovechando más si cabe los recursos del cine al prestarse mejor la escenografía a la búsqueda de la composición fotográfica, el posicionamiento de la cámara y los juegos de luces, sombras y colores.

No podía ser de otra forma la fidelidad cuando en ambos casos el guión viene también firmado por los propios autores de las obras teatrales: en la primera Yasmina Reza y en ésta David Ives; ambos entre los más cotizados autores de la dramaturgia contemporánea.

El peso principal de este filme recae sobre los dos únicos actores que llenan todo el metraje. Unos entregados Almaric y Seigner dan todo un recital interpretativo de principio a fin, siendo especialmente revulsiva quien en la vida real es pareja del director y a la que la obra parece ajustar como guante para su lucimiento. Una Emmanuelle que en sus inicios profesionales deslumbrara sobre todo por cómo la cámara parecía adorar su belleza -"Lunas de hiel" y "Frenético", ambas también de Polanski-; recientemente, tras papeles sobre todo secundarios y trabajos distanciados en el tiempo, ha resurgido para el mundo cinematográfico y lo ha hecho aunque envejecida con una madurez interpretativa destacable y un hálito de belleza impertérrito que parece grabado con parsimonia en cada arruga de su rostro hoy más expresivo que antaño.

La fuerza del argumento sin duda es mérito de David Ives, y la mano de Polanski tanto en el guión como tras la cámara no hace sino darnos una versión a la altura o mejor que la que triunfase ya en Broadway. Algo tiene que ver también la novela de Leopold von Sacher-Masoch que inspiró a Ives, así como buena cantidad de referencias artísticas y de la mitología a las que alude esta historia.

Estamos ante un brillante duelo de poderes donde se entrelazan sumisión, dominación, sadomasoquismo -más mental que físico-, machismo y misoginia, feminismo, sensualidad..., con las esencias de amores y odios entre el hombre y la mujer, y un desarrollo que se muestra como un juego psicológico en el que nada es lo que parece y camina hacia un desenlace inesperado.

Pero lo realmente significativo y que más originalidad aporta a la trama es el traspaso de la pared escénica, la mezcla del mundo de la representación de una obra durante su ensayo con el mundo real, la simbiosis que se produce entre ambos mundos paulatinamente encarnándose en la relación de los protagonistas hasta identificarse realidad y ficción, ficción y realidad. Incluso llegando un paso más allá en una escena final abierta a interpretación, a la que luego me referiré en zona "spoiler" para no desvelar aquí nada, pero donde bien podríamos decir que irrumpe de modo sobrecogedor el elemento fantástico. Entre hombre y mujer, entre diosas y hombres, 96 minutos que cuando menos te lo esperas han pasado y uno ni nota que todo ha sucedido en el mismo escenario con un par de actores.

"A mí, como a todas las diosas, me habéis transformado en una diablesa".
(Leopold von Sacher-Masoch, 1870)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro
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