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Voto de Pedro:
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Intriga. Thriller. Terror. Drama
Durante unas vacaciones en una cabaña en un bosque alejada de todo, una niña y sus padres se convierten en rehenes de cuatro desconocidos armados que obligan a la familia a tomar una decisión imposible para evitar el apocalipsis. Con acceso limitado al mundo exterior, la familia deberá decidir qué creer antes de que todo esté perdido. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2023
140 de 185 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Tremblay, alumno aventajado de Setphen King, cuyas novelas el rey del terror recomienda leer, y que cosecha ya prestigiosos reconocimientos del género como los premios Bram Stoker y Locus, firma la obra de la que se adapta esta película: "La cabaña del fin del mundo". En ella escribe de un modo muy cinematográfico su relato, usando muchos detalles descriptivos, tanto que casi estaba pidiendo a gritos ser llevada a la pantalla. Así que es lo que ha hecho exactamente M. Night Shyamalan al encontrarse con un argumento que viene como anillo al dedo a su estilo, y donde él mismo aporta parte del guion.
La peculiar dirección fotográfica de Jarin Blaschke, quien hace cuatro años ya destacara dotando de verdadero arte y contexto a las imágenes del filme de terror e intriga "El faro" (nominado al Oscar en fotografía), aquí también sirve para contextualizar de manera especial el ambiente en que se desarrollan los hechos con una atmósfera que subraya la tensión: la cabaña solitaria cerca del lago, la apacible naturaleza del bosque que la rodea, el contraste con cada uno de los personajes de la trama y lo que van haciendo; escogiéndose el formato anamórfico en 35 mm para el que además se usaron lentes de los años noventa, contribuyendo a ese aire más clásico de misterio en cada fotograma.
Si la novela quizás se ve a mi gusto un poco lastrada por los numerosos flashbacks que se intercalan casi continuamente en el texto intentando ayudar a entender cómo piensan y actúan los personajes en cada situación límite en la que se ven envueltos, Shyamalan toma aquí la decisión de dosificar dicho recurso y de este modo se agiliza el ritmo de la narración de forma que se mantiene centrada la atención tanto en el enigma de por qué los inesperados visitantes actúan así y cuál será la llave de la imposible solución al dilema que plantean a la familia, como en el desarrollo a la vez del sentimiento de los personajes en contraste con su pasado, sin que una cosa reste a la otra.
En angustia creciente, la última parte de la cinta rompe su fidelidad con la novela, y aunque se han ya presentado algunos detalles no exactamente igual a lo largo del metraje, mientras que la novela no resuelve con nitidez el misterio, quedando así parte de la conclusión ambigua y abierta a la reflexión del lector, aquí sí veremos un desenlace claro y absolutamente diferente al de Tremblay; aunque el escritor se mostró satisfecho con la película y le dijo al director que ese final fue otra opción que él barajó. A pesar de que la novela es algo más oscura, dura y menos políticamente correcta con lo religioso, tanto el acierto narrativo como el buen llevar del argumento hasta el desenlace, el cual tal vez no contente a todos, para mí hacen que la adaptación al cine valga tanto como la historia originaria, obteniendo como resultado un trabajo más que interesante en la filmografía de Shyamalan.
La peculiar dirección fotográfica de Jarin Blaschke, quien hace cuatro años ya destacara dotando de verdadero arte y contexto a las imágenes del filme de terror e intriga "El faro" (nominado al Oscar en fotografía), aquí también sirve para contextualizar de manera especial el ambiente en que se desarrollan los hechos con una atmósfera que subraya la tensión: la cabaña solitaria cerca del lago, la apacible naturaleza del bosque que la rodea, el contraste con cada uno de los personajes de la trama y lo que van haciendo; escogiéndose el formato anamórfico en 35 mm para el que además se usaron lentes de los años noventa, contribuyendo a ese aire más clásico de misterio en cada fotograma.
Si la novela quizás se ve a mi gusto un poco lastrada por los numerosos flashbacks que se intercalan casi continuamente en el texto intentando ayudar a entender cómo piensan y actúan los personajes en cada situación límite en la que se ven envueltos, Shyamalan toma aquí la decisión de dosificar dicho recurso y de este modo se agiliza el ritmo de la narración de forma que se mantiene centrada la atención tanto en el enigma de por qué los inesperados visitantes actúan así y cuál será la llave de la imposible solución al dilema que plantean a la familia, como en el desarrollo a la vez del sentimiento de los personajes en contraste con su pasado, sin que una cosa reste a la otra.
En angustia creciente, la última parte de la cinta rompe su fidelidad con la novela, y aunque se han ya presentado algunos detalles no exactamente igual a lo largo del metraje, mientras que la novela no resuelve con nitidez el misterio, quedando así parte de la conclusión ambigua y abierta a la reflexión del lector, aquí sí veremos un desenlace claro y absolutamente diferente al de Tremblay; aunque el escritor se mostró satisfecho con la película y le dijo al director que ese final fue otra opción que él barajó. A pesar de que la novela es algo más oscura, dura y menos políticamente correcta con lo religioso, tanto el acierto narrativo como el buen llevar del argumento hasta el desenlace, el cual tal vez no contente a todos, para mí hacen que la adaptación al cine valga tanto como la historia originaria, obteniendo como resultado un trabajo más que interesante en la filmografía de Shyamalan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"Porque cuando la sábana de muerte vino a por nosotros, nos la quitamos de encima a patadas y nos quedamos desnudos y temerosos en el mundo".
(Nadia Bulkin)
Esta cita que aparece al comienzo del libro de Tremblay da sobre todo perfecto sentido al fin de la historia de la novela, pero también al de la película, no carente de connotaciones religiosas una vez que hemos terminado de verla. El dilema que plantean los cuatro extraños afirmando el fin del mundo a menos que la familia a la cual mantienen secuestrada decida voluntariamente sacrificar a uno de sus miembros para evitarlo, tiene una bifurcación que cambia el destino de personajes y también buena parte del sentido de la obra.
En la novela la niña Wen muere cuando aún siguen vivos dos de los intrusos por una bala perdida durante un forcejeo; los dos hombres que eran sus padres adoptivos, tras morir todos los intrusos, sólo se tienen el uno al otro y logran vencer esa situación por amor entre ellos y al recuerdo de la pequeña hija con cuyo cuerpo inerte huyen de aquel lugar. No importa si realmente habrá un fin del mundo o si no lo habrá, no importa qué llevó a los intrusos a toda esa macabra situación de salvación del mundo y a elegir a esa familia, no importa si hay un Dios cruel o si lo sucedido sólo es un cúmulo de locuras en parte planificadas y en parte con diferentes casualidades. Eric había creído que acabaría el mundo y quiere sacrificarse para evitarlo, pero Andrew cree que no pasará nada y le convence para que siga viviendo porque pase lo que pase se tienen el uno al otro. Y así juntos afrontarán lo que venga.
La película ha cambiado todo eso. Ha optado porque sobrevivan la niña y Andrew, y Eric convence a Andrew de que el fin del mundo sucedería y de que él debe morir para que vivan aquellos a quienes ama. En la película sí ha quedado más claro lo del apocalipsis porque los sucesos es improbable que fuesen coincidencias y al final comprueban que tras el sacrificio de Eric los desastres cesan. Y en este caso los que afrontarán la vida con esperanza aun hechos pedazos por la ausencia de Eric son Andrew y Wen. Una historia de tensión e intriga donde quizás a algunos les falte algo o si conocen la novela prefieran el final originario tal vez sorprendente por su ambigüedad. Pero más que en el destino, el mérito principal del filme está en el camino para llegar ahí. Un camino donde en cualquier caso la llave de la solución será el amor.
(Nadia Bulkin)
Esta cita que aparece al comienzo del libro de Tremblay da sobre todo perfecto sentido al fin de la historia de la novela, pero también al de la película, no carente de connotaciones religiosas una vez que hemos terminado de verla. El dilema que plantean los cuatro extraños afirmando el fin del mundo a menos que la familia a la cual mantienen secuestrada decida voluntariamente sacrificar a uno de sus miembros para evitarlo, tiene una bifurcación que cambia el destino de personajes y también buena parte del sentido de la obra.
En la novela la niña Wen muere cuando aún siguen vivos dos de los intrusos por una bala perdida durante un forcejeo; los dos hombres que eran sus padres adoptivos, tras morir todos los intrusos, sólo se tienen el uno al otro y logran vencer esa situación por amor entre ellos y al recuerdo de la pequeña hija con cuyo cuerpo inerte huyen de aquel lugar. No importa si realmente habrá un fin del mundo o si no lo habrá, no importa qué llevó a los intrusos a toda esa macabra situación de salvación del mundo y a elegir a esa familia, no importa si hay un Dios cruel o si lo sucedido sólo es un cúmulo de locuras en parte planificadas y en parte con diferentes casualidades. Eric había creído que acabaría el mundo y quiere sacrificarse para evitarlo, pero Andrew cree que no pasará nada y le convence para que siga viviendo porque pase lo que pase se tienen el uno al otro. Y así juntos afrontarán lo que venga.
La película ha cambiado todo eso. Ha optado porque sobrevivan la niña y Andrew, y Eric convence a Andrew de que el fin del mundo sucedería y de que él debe morir para que vivan aquellos a quienes ama. En la película sí ha quedado más claro lo del apocalipsis porque los sucesos es improbable que fuesen coincidencias y al final comprueban que tras el sacrificio de Eric los desastres cesan. Y en este caso los que afrontarán la vida con esperanza aun hechos pedazos por la ausencia de Eric son Andrew y Wen. Una historia de tensión e intriga donde quizás a algunos les falte algo o si conocen la novela prefieran el final originario tal vez sorprendente por su ambigüedad. Pero más que en el destino, el mérito principal del filme está en el camino para llegar ahí. Un camino donde en cualquier caso la llave de la solución será el amor.