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España España · Madrid
Voto de Pedro:
10
Cine negro. Intriga. Drama Comienzos de la Guerra Fría, en Viena, 1947. El norteamericano Holly Martins, un mediocre escritor de novelas del Oeste, llega a la capital austríaca cuando la ciudad está dividida en cuatro zonas ocupadas por los estados aliados de la II Guerra Mundial. Holly va a visitar a Harry Lime, un amigo de la infancia que le ha prometido trabajo. Pero su llegada coincide con el entierro de Harry, que ha muerto atropellado por un coche en plena ... [+]
29 de diciembre de 2007
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, 500 años de democracia y paz y... ¿qué tenemos? El reloj de cuco"

(O.Welles a J.Cotten en el diálogo de la noria -The Third Man, 1949-)

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En Reino Unido surgió Graham Green, que comenzó casi sin querer, y por encargo de Alexander Korda para una película, la escritura de un libro que iba transformando simultáneamente en guión. Decía que si no veía la historia antes como novela no sería capaz de convertirla al cine. Medio siglo después de su estreno, "El tercer hombre" está considerado como el mejor film británico de todos los tiempos y una de las obras maestras del séptimo arte.

Seguirá siendo inagotable la discusión sobre cuánto influyeron en Carol Reed las ideas de Orson Welles para la realización. Y aunque cualquiera que conozca la filmografía de ambos se decanta porque en el "Directed by" de los títulos debería aparecer también la rúbrica del segundo (inconfundible estilo de composición, planos oblicuos o en ángulos inverosímiles, picados y contrapicados, claroscuros, gran angular alternando con profundidad de campo...), de lo que no cabe duda es que Welles está que se sale en todas las escenas que interpreta; una de las cuales a la postre pasará a la historia entre las mejores presentaciones de un personaje, cuando la inoportuna luz que se enciende en un piso ilumina el portal donde se escondían unos zapatos en la penumbra y nos muestra ese rostro cínico y sonriente.

¡Qué decir de otro actor con trabajos como "La sombra de una duda", "Niágara", "Ciudadano Kane" o "Jennie"! Inolvidable desenlace de Joseph Cotten esperando en la carretera a una Alida Valli que se acerca desde el fondo recorriendo en eterna secuencia con plano fijo la perspectiva arbolada, mientras las hojas del otoño caen y la cítara de Anton Karas deja los últimos acordes... Creo que es el final más hermoso y a la vez melancólico que conozco, y en el que un director consigue aguantar un plano más allá de lo indecible sin que decaiga el interés del momento.

Por si fuera poco, antes de esa culminación se nos ha obsequiado con una de las más logradas escenas de la historia del cine: la huida por las alcantarillas. La combinación de ángulos de rodaje, la clase magistral de fotografía con cambios de plano por las diferentes galerías, las sombras distorsionadas, contraluces, ruidos de pasos, ecos de las voces, sonido del agua, pausas que incrementan la tensión, disparos..., todo se reúne para dejar con la boca abierta al espectador al terminar los diez minutos de secuencias encadenadas en las cloacas de Viena con la impagable mirada entre Cotten y Welles en la que se condensa la hora y media anterior.

Simplemente, sea usted ateo o creyente, es pecado mortal perderse este clásico del thriller y el suspense a la vez que aula magna de la cinematografía.
Pedro
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