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Voto de Kyrios:
7
Thriller. Drama. Intriga En 1999, el policía Zhang Zili abandona el cuerpo tras la traumática muerte de dos de sus compañeros durante la investigación de un asesinato finalmente no resuelto. Cinco años después, el asesino vuelve a la carga, y Zhang, convertido ahora en un guardia de seguridad con problemas de alcoholismo, se plantea intentar capturarlo por su cuenta. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2015
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bai ri yan huo (Black Coal, 2014) de Diao Yinan ha arrasado en el pasado festival de Berlín donde consiguió el Oso de oro (mejor película) y el premio al mejor actor (Fan Liao). El filme, de nacionalidad China, parece unirse a la corriente de filmes provenientes de dicho país y que son exportados mundialmente (con especial interés por los festivales internacionales) como demostración (por parte de las autoridades) de que la producción nacional China va en perfectas condiciones. Algo aparentemente contradictorio, porque estos filmes ponen en tela de juicio el sistema chino. De hecho esto nos puede sonar similar, porque la dictadura franquista tenía la misma actitud con el arte contemporáneo, favoreciéndolo siempre que fuera de puertas para afuera, motivo por el cual artistas críticos como Tàpies (y otros provenientes de la corriente del informalismo) fueron expuestos en Bienales artísticas (como la de Venecia de 1950).

Black Coal no es un thriller al uso, a pesar de que sigue una estructura de filme policiaco. El que se quede en la superficie y sólo contemple la trama como una película de caza al asesino no habrá entendido absolutamente nada, algo que ha sucedido a no pocos críticos españoles. Lo cierto es que el filme de Diao Yinan es dinamita pura contra el sistema ultra capitalista chino, y sobre todo, con las consecuencias desalmadas que este produce. Pero no adelantemos acontecimientos.

El filme se inicia con un Flashback que nos muestra a nuestro protagonista principal, interpretado por Fan Liao, trabajar como policía en un caso en la década de los años noventa. Nuestro protagonista se encuentra trabajando en una investigación en la que está envuelto un psicópata que tiene amenazados a toda la población. Además, se divierte despedazando a sus víctimas y repartiendo los trozos de los cadáveres por toda la ciudad. En este primer prólogo nuestro protagonista lo pierde absolutamente todo (mujer y amigos). Y por supuesto, tanto él como la policía china no consiguen encontrar al culpable de los asesinatos.

Años más tarde, la película nos muestra a nuestro protagonista trabajando como guardia de seguridad, después de haber perdido el empleo de policía. Sin embargo, por un ardid consigue colocarse de nuevo en la pista del caso y ve la oportunidad para recuperar su antigua vida.

Como decía anteriormente, realmente uno se pregunta si la trama propiamente policiaca del filme es tan importante como el telón de fondo donde transcurre esta. Y la verdad es que da la sensación de que lo que realmente importa en Black Coal transcurre en un segundo plano. En sus paisajes urbanos, desolados ante la irrupción de la nieve o ante los luminosos carteles de neón (estos dos paisajes los encontramos de manera reiterada en el filme), que anuncian el artificial mundo en el que se desenvuelve la trama.

Todo está muerto en Black Coal. No es casual que el cineasta nos muestre reiteradas secuencias en las que el personaje se adentre en transportes públicos (trenes y autobuses) y no veamos ni en una sola ocasión una simple conversación (por muy intrascendente que sea) entre todos los pasajeros. La gente de la ciudad está muerta. Ni siquiera se miran a los ojos entre ellos. Son actores que interpretan un simple papel. No me refiero a que se vean las costuras de la película y que el espectador sea consciente de que todo es un montaje no, me refiero a que la película nos presenta una ciudad llena de espectadores que simplemente aceptan lo que el destino le ha impuesto desde la infancia. Todos parecen caminar resignados cabizbajos entre la multitud.

Y es que la historia de amor, entre la bella y la bestia, entre nuestros protagonistas principales, está precisamente igual de desangelada que el resto. Para muestra, Diao Yinan rueda una secuencia magistral y llena de patetismo, en la que ambos mantienen una escena de sexo (si realmente se la puede llamar así) totalmente fría y sin pasión. Seguramente no había mejor manera de demostrar la frialdad con la que se pretende imbuir el filme.

La película está rodada magistralmente. La dirección aprovecha perfectamente los sonidos y ruidos de la gran ciudad, que se van colando en la historia y el desarrollo de la trama principal, y ayudan a reforzar el mensaje de aislamiento que transmite el filme. La poca música que emplea el cineasta (caso del Danubio Azul de Strauss) es decididamente casi una parodia que sólo tiene la intención de convertirse en un eco reverberante de la propia pérdida de conciencia de la población (que patina casi de manera aleatoria por el hielo, como auténticos autómatas deambulantes). Además Diao Yinan sabe cuando utilizar la cámara y mostrarnos planos fijos (secuencias) espectaculares, como aquel que tiene lugar en la primera parte del filme (con el asesinato múltiple de los amigos del protagonistas) o cuando utilizar la cámara de una manera más dinámica y ágil (cuando por ejemplo, persigue al asesino, como si fuera un policía más).

https://neokunst.wordpress.com/2015/02/02/black-coal-2014/
Kyrios
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