Muchas veces nos hemos preguntado como se siente un periodista cuando debe filmar un suceso trágico y no le tiembla ni el pulso, o hasta donde son capaces de llegar para conseguir tener la noticia más relevante.

Dan Gilroy da un giro radical a lo que conocíamos antes sobre el trabajo sobre el terreno del periodista de a pie, el que busca la noticia más sangrienta y salvaje. Y lo hace de una forma muy inteligente, desde cero. Un chaval que no consigue mantener un puesto de trabajo, lo cual lo hace saltar de aquí para allá buscando una oportunidad, esto le permite pasar muchas horas delante de un ordenador y ser autodidacta. Funciona perfectamente la introducción no solo en el mundo de la investigación y periodismo, sino la manera en que pone en práctica su método, el cual le va reportando no solo más ingresos, sino lo más importante, más experiencia y más contactos para seguir creciendo en ese mundo.

Jake Gyllenhaal nos premia con otra de sus grandes actuaciones, el de un tipo aparentemente normal, pero que realmente está desequilibrado y obsesionado con la búsqueda de lo más grande que haya emitido una televisión nacional. Y no parará hasta conseguirlo, aunque para ello se tenga que llevar por medio varias vidas humanas.

Gran película sobre la forma incorrecta, desleal, peligrosa y salvaje de hacer realidad el típico sueño americano.