Jacobo Rispa ha sido valiente llevando a la pantalla la historia de este periodista infiltrado en el grupo ULTRA SUR. Y contar algo desconocido en la mayoría de la gente, la cual pensaba que esos energúmenos se dedican, única y exclusivamente a animar a su equipo.

Tristemente no es así, dentro del grupo más radical del Real Madrid, hay un grupo de salvajes, delincuentes, asesinos e hipócritas, que utilizan el fútbol como máscara para ocultar todas sus fechorías. Y no hablo desde el recuerdo que me transmiten las imágenes que he visto en la pantalla, sino de los que me proporcionaron en su día la lectura del libro en el cual está basada la película. Es increíble como esta gente anormal intentaba erradicar todas las razas diferentes a la blanca, escudándose en el fútbol. Sus ideologías nazis, su propaganda hitleriana, sus tatuajes, sus número, todo conducía a ser un fiel seguidor del loco alemán. Para ellos un día de fútbol, no es una fiesta como para la mayoría de los mortales. Era un día de caza. La oportunidad perfecta para sacar los puñales, bates de beisbol, puños americanos y dar una paliza a alguien, y en el peor de los casos... acabar con su vida.

Desconozco las trabas que se ha encontrado el director, al poner nombre y apellidos a estos radicales, y rodar en las inmediaciones del Bernabéu. Pero es interesante descubrir, que detrás de estos ignorantes cabezas rapadas, se esconden gente con poder en la sociedad, policías, abogados, etc.

Las actuaciones son muy creíbles, a excepción del protagonista Tristán Ulloa. Tiene una expresión en su rostro que por mucho que haga no da el pego como malote. Y cuando se disfraza de skin, la verdad es que aparenta de todo, menos lo que se propone.

Una película muy interesante de ver, en especial para aquellos que admiran a estos idiotas disfrazados de seguidores de fútbol.