No tengo perdón de Dios, he vuelto a pecar. Y no, no es una frase de esta película. Me lo digo a mi mismo por saber de antemano que me iba a tragar una bazofia de película y aún así me he sentado a verla.

El principio no te hace sospechar nada de lo que posteriormente nos íbamos a encontrar, filmar en color sepia le da un toque nostálgico y trágico a la vez al asunto. Esa familia aislada en una granja, que aceptan a un profesor y este esconde secretos que es mejor no conocer. De repente llegamos a la era moderna, año 2007 y comienzan a salir una serie de personajes que para nada tienen que ver con los anteriormente vistos. Nadie tiene la delicadeza de ir presentando a dichos personajes y su lugar en la historia, hasta que esto está bastante avanzado. Para colmo cuando aparece el personaje de Purcell, es para mear y no echar gota. Un tipo desaparecido hace dos años, al cual ya han dado por muerto y todo, incluso llegando a colocar una lápida en el cementerio, aparece de pronto, le dice al hermano que le prepare unas cosas y aquí no ha pasado nada. Por favor señores, algo de humanidad, de sentimiento, esto no es creíble para nada.

Y ya después sin apenas fuerzas, sin comer, delicado de salud, se arma de valor y sin comunicar nada a la policía, va a por la venganza. Tampoco me lo creo señor director. Por mucho que desees vengarte de los que te han hecho daño, siempre son más fuertes los lazos de unión con los de tu sangre y nunca volverías a la boca del lobo sin antes ver a tu mujer y a tus hijos.

El tipo que hace de ser extraño, por lo menos te da un poco de yuyu, en especial cuando comienza a resucitar a los seres y los vuelve en tu contra, pero el desenlace es de serie Z. En fin, ni se molesten en ver esto y a Dominic Purcell que lo dejen que libere a su hermano en Prison Break, que allí estará mejor.