La verdad que es para una tesis doctoral lo de algunos directores. Les pones los ingredientes necesarios, las herramientas nuevas, la cocina completa y se empeñan en salir al jardín a comerse un bocata.

Perdida tiene los elementos necesarios y atractivos para por lo menos, no defraudar al espectador con este pobre material. La desaparición de una joven, madre mía, si eso atrae a la gente como las moscas a la miel, que pasen los años y que la chica no aparezca, que su mejor amiga se haya convertido en policía y decida abrir de nuevo el caso y no darlo por perdida. ¿De verdad que no es material suficientemente interesante? Pues parece que no.

La película se vuelve poco creíble desde muy temprano y eso es de lo peor que nos podremos encontrar si queremos disfrutarla. La poli con el papel más determinante no cuela, ni ella, ni su forma de ser, ni su antagonista, ni sus allegados, todo suena muy forzado, poco natural y así una tras otra.

Vale, vamos a agradecer al menos que para las escenas de acción Luisana Lopilato tuvo que aprender artes marciales y el manejo de la pistola. ¿Qué menos no? Amaia Salamanca no termina de creerse su papel y eso se nota mucho no, lo siguiente. Y la novia de Dybala el futbolista estrella de la Juventus, pues nos muestra su cara bonita y poco más, espero seguirle la pista, hablo de Oriana Sabatini.

En fin, entretenida película pero que pudo ser mucho más a poco que se hubiera esforzado Alejandro Montiel, una pena la verdad.