El quinto largometraje de la realizadora argentina Anahí Berneri es un duro y conciso relato que expone un tema complejo como la prostitución con bastante sensibilidad e inteligencia.

A la Alanis del título la interpreta Sofía Gala, protagonista absoluta de la película, quien da a vida a una chica de provincia quien emigra a la ciudad de Buenos Aires donde tiene un hijo y que se dedica junto a su compañera de departamento a ejercer la prostitución.

Todo se complica cuando dos supuestos clientes, que en realidad son dos oficiales encubiertos, irrumpen en el lugar, se llevan presa a la amiga por sospechar que es la matrona del lugar, y posteriormente el dueño del departamento echa a Alanis a la calle, debiendo recurrir a pedir ayuda con una amiga que trata de conseguirle un trabajo de limpieza, pero Alanis tiene bien claro que necesita seguir ejerciendo su oficio como su opción para tratar de sobrevivir.

El retrato que Berneri hace de su personaje es notable, en un registro donde lo que impera es la naturalidad de los hechos, lo mismo que del complicado entorno, a lo que mucho ayuda la potente interpretación de Sofía Gala, quien fue premiada en el Festival de San Sebastián.

La mayor virtud del relato recae en la forma en que Berneri desarrolla su temática sin necesidad de recurrir a innecesarios subrayados, efectismos ni situaciones sórdidas, ni hace juicio alguno acerca de su personaje, y si generando una atmósfera de plena intimidad.

Berneri logra un relato preciso, prescindiendo de sentimentalismos y narrada con nobleza y con mucha humanidad.

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