Pocas películas mexicanas han sabido abordar historias que se enfoquen en la etapa infantil y sus complicaciones, ya sea porque la mirada a este tema suele ser por demás ingenua además que los guiones siempre poco trabajados están ensalzados con mucha impronta televisiva y las actuaciones de los pequeños siempre deja mucho que desear.

‘Por mis bigotes’ cuenta con un inicio prometedor, un grupo de tres chicos se autodenominan invisibles para el resto de la escuela, esto los salva de las burlas de los demás chicos y también son ignorados por los maestros por lo que existe cierta zona de confort en la que ellos la pasan bien.

Hasta acá el tono de la película es todo un acierto, con ciertos guiños a películas e historias como ‘Las ventajas de ser invisible’ o ‘El diario de Greg’ que hacen crecer la expectativa ante la llegada del gran conflicto del personaje principal, Ulises, un niño de 9 años al que de pronto y sin explicación alguna le sale tremendo bigote.

La aparición del bigote desaparece la invisibilidad de Ulises volviéndolo una especie de mini rockstar en su escuela, generando un distanciamiento con sus dos mejores amigos y todo un rompimiento con el relato hasta ese momento, ya que la comedia absurda (mal manejada) se hace presente de la mano de un grupo de personajes, liderados por el interpretado por Jesús Ochoa, llamado ‘El club de los 10 mil bigotes’, que moverá al ridículo todo lo siguiente, generando un desborde de situaciones que el director nunca más podrá controlar en lo queda del relato, decantándose por un humor más convencional y dejando de lado el humor desaforado, esto a pesar de que lo absurdo de la premisa se prestaba para ello.

Y es que a pesar de que la anécdota, inverosímil desde el vamos, se prestaba para desarrollar la historia en muchas posibilidades de acuerdo al prometedor inicio teniendo la amistad de los chicos como tema principal, ésta es desaprovechada centrándose en la posibilidad de que Ulises, al que interpreta con bastante solidez el joven Santiago Torres, integre o no el club de los bigotones exagerados, tornando la película en algo aburrido y falto de interés, y abusando de recursos como las apariciones del modelo de una publicidad como conciencia del chico, que no funcionan nunca.

Así, un inicio prometedor e innovador de esta película mexicana termina siendo otro intento fallido. Una historia que se le fue de las manos al novel director quedando todo en las iniciales buenas intenciones de contar una historia diferente.

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