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México México · Monterrey
Voto de Quique Mex:
4
Terror Después de la muerte de su tía, su sobrina se convierte en heredera de la vieja casa con la condición de cuidar a la mascota de la tía, Becker un gato negro; ella se muda a la casa junto a sus 3 amigas. Días después el gato aparece misteriosamente muerto en el sótano y cosas extrañas comienzan a suceder en la casa. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se sigue con la (mala) moda de actualizar los clásicos del terror mexicano realizados por Carlos Enrique Taboada, ahora le toca el turno a Más negro que la noche, solo que mas que remake, termina siendo una superficial parodia.

La premisa es más o menos la misma; una chica (Zuria Vega) hereda de su tía solterona una importante cantidad de dinero y una vieja mansión, donde vive Evangelina (Margarita Sanz), una vieja ama de llaves y el gato Bécquer, a quien debe cuidar como única condición para hacerse de la herencia. La chica se muda junto a tres amigas para vivir en la casa. Un incidente con el gato las complicará y desatará la furia del fantasma de la abuela.

Dejando cualquier sutileza de lado, el guión, que ha sido adaptado por el mismo director, se encarga de sobre explicar cada situación de la manera más torpe, además inventa una tragedia en el pasado de la abuela muerta para justificar los hechos que sucederán a continuación y “actualiza” a los personajes femeninos para hacerlos parecer modernos (para algunos directores de hoy en día, modernizar un tema es agregarle tópicos referentes a drogas y homosexualidad).

Bedwell nunca consigue generar atmósfera alguna y la tensión necesaria en una película del género está ausente en todo momento, por lo que tiene que recurrir al abuso de golpes de efecto para provocar algún susto. Todos los personajes que llegan a la casa tienen miedo porque sí, siempre están alertas a algo que sucederá sin justificación alguna y les encanta hacerse aparecer de la nada, provocando así el sobresalto de algún otro personaje.

En cuanto al casting, Zuria Vega, Adriana Louvier y Ona Casamiquela (española para justificar la coproducción) nunca consiguen el tono adecuado de sus personajes, ni transmitir el miedo que se supone están viviendo, ni sensualidad, ni nada. Sólo Eréndira Ibarra saca a flote su personaje a pesar del incómodo look que le asignaron y que cada tanto debe cumplir con las arbitrariedades que le marca el guión. Están a años luz de lo conseguido por Claudia Islas, Susana Dosamantes, Helena Rojo y Lucía Méndez, que tampoco eran unas virtuosas pero tenían claro que hacer frente a la cámara. Margarita Sanz cumple con creces y es la única que colabora con el tono adecuado del filme como el ama de llaves de la casa.

Con el mérito de ser la primera película mexicana de acción real filmada en 3D, que sirve más como accesorio y sin función dramática alguna, esta nueva versión termina siendo un mero entretenimiento que entretiene poco y una película de terror que no asusta nunca y que encuentra su momento más valioso cuando las chicas miran por TV la versión original filmada por Taboada.
Quique Mex
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