Una obra de Satsuo Yamamoto basada en la obra homónima de Junpei Gomikawa, escritor de “La condición humana” que fue adaptada al cine por Masaki Kobayashi en otra trilogía.
Aunque escrita posteriormente, esta obra nos remite cronológicamente a los antecedentes de la obra anterior, situándose la acción en los conflictos ocurridos a finales de los años 20 y durante los años 30, finalizando al borde de la Segunda Guerra Mundial, justo donde la otra obra comenzaba.

Esta obra es más extensa, en torno a 18 volúmenes frente a los 6 de la anterior, y cuenta con el mismo tiempo, por lo que la información está tremendamente condensada, no existiendo ninguna imagen fútil o que no aporte nada, aunque la complicación para elaborar la trama y mostrar a todos los personajes con su progresión completa también se incrementa notablemente.

El eje central del relato es la familia Godai, quienes controlan una compañía que ejerce su influencia en la política y en el mundo, una pequeña piedra entre otras de la que podemos apreciar las ondas que forma al tirarla al lago.
La familia está formada por un patriarca viudo, de quien no conocemos su pasado, aunque si deja entrever que ha construido su imperio desde la nada, cosa nada fácil y que conlleva una serie de sacrificios morales por el camino.

El es quien marca el camino a seguir, mientras que su hermano se encarga de las operaciones del día a día, y el lobo de la familia, Shigita, hace el trabajo sucio. Tiene cuatro hijos, su favorita es Yukiko, que siempre ha estado muy consentida, y que pese a tener mucho talento, belleza e inteligencia, carece de brújula moral o de objetivos definidos en la vida y permanece en una cierta ambigüedad. Eisuke es el hijo mayor, y por lo tanto el heredero, aunque no sea más que un cobarde sin visión acostumbrado a coger cuanto quiere sin recibir castigo, Shunsuke y Yoriko son los pequeños, y por lo tanto los más susceptibles a que los acontecimientos que están por suceder les cambien como seres humanos.

Durante la historia se nos muestra cada estrato de la sociedad, cada idea, cada conflicto, mientras los personajes intentan adaptarse al tiempo que les toca vivir y son vapuleados por el. El conflicto en el que Japón invade Manchuria está en su fase preliminar, y asistimos a las acciones que poco a poco, configuran el futuro que vendrá.

Aquellos que mueven los hilos se guían por su egoísmo, no por el bien común, son depredadores, para ellos se trata de ganar y para poder ganar, otros deben perder, su lucha constante implica obtener más riquezas, más poder, en un viaje sin retorno con muchos efectos colaterales en que muchas otras personas sufren a causa de ellos, en el interior de su mente no existe paz, solo una incesante guerra cotidiana.

Mientras triunfan, el amor y la compasión mueren un poco, y en esta primera parte podemos apreciar como se paga la lealtad de un empleado como Takahata, o entender un poco mejor porque le dice su hermano mayor al joven Shimegi Kohei que vigile bien las apariencias de las personas, lo que dicen, lo que hacen, como se comportan cuando no saben que observas, que hacen con otros, y que no se precipite, que se tome su tiempo para ver qué hay realmente en sus almas y sepa si puede o no confiar.

El germen de los que sucederá está sembrado, y aunque todo puede cambiar, estamos limitados por nuestra condición humana, nuestras pasiones, sueños, bajezas y propósitos.